
De buenas a primeras al encender el ordenador éste se reiniciaba constantemente. El técnico me comentó que podía deberse al polvo acumulado y que pasara el aspirador por ciertas zonas y que le llamara. Me puse a ello. Una vez terminado, lo volví a conectar y esta vez no funcionaba la pantalla y no sabía si se había arreglado el problema, así que fue directo al técnico. Donde después de unos cuantos días lo recogí en perfectas condiciones. Pero, la pantalla seguía sin encenderse. Descubrí que se debía al enganche que la une a la torre. Enroscaba los tornillos y nada. Lo dejé por imposible. Hasta que al fin, tras un día de locura personal, queja constate de mi vida, y desahogo, la pieza encajo a la primera, los tornillos se ajustaron a la perfección y todo comenzó a ir como la seda.
A lo largo de los días que estuve sin ordenador, pensaba qué estupendo sería que un aspirador nos quitara el polvo interno, se llevara las frustraciones, miedos, angustias, ansiedades, bloqueos, penas, dejándonos limpitos como una patena. ¡Cuánto trabajo nos ahorraríamos!. Aunque claro, ¿dónde queda el trabajo de evolución y desarrollo personal? Vamos una utopía.
También me dio por pensar el porqué tras una semana de mucha movida personal, de tristeza y cansancio psicológico, y de una larga sesión de desahogo con una amiga, la pantalla se encendió. Se que parece que estoy loca. Muchos dirán fue casualidad. No creo en ellas, así que mi mente empezó a pensar qué había cambiado en mi vida, para que de repente se viera en la pantalla, es decir, qué veo en mi vida que antes no veía. Al principio, sólo era capaz de asociarlo con mi desahogo. Hoy soy consciente que en esa semana hice una limpieza profunda sin aspirador, limpié mucho polvo acumulado que había sido invisible para mis ojos hasta que se fue. Espero que la limpieza profunda dure un largo tiempo.
Y cambiando de tema, ha caído a mis manos un libro que hasta ahora parece maravilloso. En realidad debería decir, que el libro me eligió a mi. Entré en una librería a la que no suelo ir, miré hacia una estantería y allí estaba él. Lo cogí para hojearlo y sentí un calor muy reconfortante en el chakra del corazón. Decidí no cogerlo ese día, pero volví y para cuando me quise dar cuenta, lo estaba pagando.
Empecé a leerlo ayer y me está gustando mucho. Para aquellos que quieran hojearlo, se llama El acompañamiento de almas de Marie Lise Lebonté. Cuando lo termine ya os contaré más cositas.
La foto de la imagen está sacada de la red y desconozco su autoría pero estaría encantada de poner el nombre de su autor.