Otra comunicación distinta con seres queridos ya fallecidos. Segunda Parte.

Si queréis seguir leyendo más sobre éste tema, os invito a leer otro blog mío dedicado a la mediumnidad, a la comunicación con los seres queridos ya fallecidos, se llama Comunicación entre dos mundo, vida y muerte.

Siguiendo con la temática del post anterior, el de la comunicación con los seres queridos fallecidos, voy a contaros lo que me ocurrió hace un año aproximadamente.

Me llamaron del Hospital para una segunda revisión médica con el especialista. Cosa rara porque había estado la semana anterior para lo mismo, pero allí fui. Después del chequeo, el médico me comentó que esperara fuera a que escribiera el informe que debía entregarle al de cabecera.

Fui a una salita, estaba sola y a los cinco minutos apareció una pareja, él iba en silla de ruedas y ella le acompañaba. Nos saludamos. Me preguntaron si estaba esperando a ser llamada a consulta y les expliqué mi situación. Enseguida el hombre me comentó que había sufrido una hemiplejia unos días antes.

Inmediatamente empecé a canalizar. Fue automático, no podía dejar de hablar. Le comenté que una mujer de determinadas características, le describí cómo y quién era, estaba guiando sus pasos, protegiéndole, y además tenía un mensaje para él, y se lo dí. La mujer, su pareja, reconoció al momento, de quién se trataba, confirmando así lo que yo estaba contando. Mientras les hablaba, veía sus caras de asombro. El terminar les pedí disculpas por no haberme presentado y les comenté que tenía un don, el de ver y poder transmitir mensajes de seres ya fallecidos o de guías. Es la primera vez que me pasa y espero que la última, que doy un mensaje antes de preguntarles si quieren escucharlo.

Los dos aceptaron lo que les expliqué. El hombre hizo alguna pregunta más y me dijo, "si ves cosas, háblame de mi mujer, de lo que piensa y siente". Lo hice, pero esta vez, me dirigí a ella y le pedí permiso para hablar. Me preguntó más cosas y al terminar de responder, vi que estaba llorando. Me cogió del brazo y me dijo que todo lo que había dicho era verdad.

De nuevo, el familiar fallecido, creo recordar que era su madre, reclamó su atención, y volvió a repetir el mensaje que había dado antes, añadiendo una información nueva. Cuando vio que su hijo lo aceptaba, desapareció. Su esposa me dio las gracias, diciéndome que todo lo que había sucedido les había ayudado mucho. En ese mismo instante, entraron dos personas más a la sala, a la vez que de la consulta salió el médico, me entregó el informe y me marché. Miré el reloj, había pasado justo una hora.

Cuando estaba regresando a casa, repasé lo que había pasado. Me maravillé al darme cuenta de que todo lo ocurrido estaba preparado al milímetro, comenzando por la segunda revisión. Una vez más en mi vida, fui consciente de que todo tenía un porqué, y que nada lo que acontecido había sido fruto de la casualidad. Por último diré que ni ellos ni yo, sabemos como nos llamamos, ni hemos vuelto a coincidir.

El cuadro de la imagen, es un acrílico, Sin Título.