Vivimos rodeados de personas que de manera más o menos directa intervienen en nuestra vida provocando cambios y transformaciones en nosotros. A estos seres les llamo Maestros.
No son Lamas, ni famosos gurús, son personas casi anónimas y cercanas, familia, amigos, conocidos, vecinos, compañeros de trabajo, parejas..... Sobre todo, me refiero a aquellos que con sus actitudes, posiciones y comportamientos poco favorecedores a nuestra causa son los que más nos ayudan a ser nosotros mismos.
Pondré un ejemplo más concreto. Hace ya muchos años, más de veintitantos, viví una situación complicada con un compañero de facultad. Ahora podríamos llamarlo mobbing o acoso en clase. Una conversación entre dos personas que están en desacuerdo llegó a convertirse en una especie de pesadilla larga y de un aprendizaje extraordinario para mi. Sin la primera dudo mucho que hubiera aprendido tanto y desde luego no sería quién soy para mi propio bien.
El desacuerdo personal llegó a convertirse en la comidilla de la clase, viví el abandono y vacío de los que hasta ese momento eran mis compañeros que al acercarse la otra persona desaparecían de mi lado por arte de magia y sin saber muy bien cómo, me vi envuelta en una situación que no era capaz de comprender por las dimensiones que había provocado. Todo el mundo se acercaba y me decía que lo olvidara todo, que no era importante, pero cuando vives día a día la humillación gratuita, la crueldad innecesaria y el desamparo, no es fácil. Por suerte, siempre queda un grupo que te apoya. Eran cinco personas que me dieron tranquilidad y consiguieron a su manera que me centrara más en mi y eso me llevó a pasar muchas horas pensando, reflexionando y meditando sobre cómo quería que fuera mi vida.
Reconozco que la única vez en mi vida que he llegado a odiar a alguien fue a esta persona. Lo pasé tan mal y aprendí tanto que jamás ha vuelto a ocurrir. Intentaba arreglar las cosas pero se volvían en mi contra. Era una lucha en contra de un muro que te derriba constantemente y te sientes perdida. Nunca le deseé ningún mal, sólo quería que se olvidara de mi existencia, ser totalmente transparente para él. Quería perdonarle pero no podía. Poco a poco, la situación fue pudiendo conmigo, la rabia y la ira se adueñaron de mi. Ver cómo me miraba y sonría, me revolvía las tripas. Era consciente que tenía que cambiar de actitud, de manera de pensar y ser más positiva, dejar que las cosas pasaran y centrarme en mi. Lo intentaba y seguía sin poder hacerlo. La teoría era fácil, la práctica no.
Pasó más de un año, y un buen día me levanté dándome cuenta que había caído en esta trampa yo solita, tenía la fuerza y el poder para darle la vuelta a la situación. Quería estar bien y lo iba a conseguir. Así lo hice. También me ayudó mucho el ser consciente de que la única que sufría era yo por algo que carecía de sentido y seguía siendo la única responsable de esta situación.
Poco a poco me recuperé, volví a ser yo misma, recuperé mi autoestima, mi confianza y empecé a ver que mi compañero no dejaba de ser una persona como yo misma, con su lado bueno y malo.
Empecé a valorar todo lo que me había aportado esta vivencia. Me enseñó a enfrentarme a mis miedos, a ver cara a cara el lado oscuro que está en nosotros y a vivir con ello, y también me mostró que sólo yo tenía la llave de cómo quería vivir mi vida. Él había provocado mucho dolor en mi pero realmente fue un regalo el que me hizo, pues me hizo ver que el camino lo hacemos solos y es nuestra responsabilidad cómo andarlo y elegimos si lo recorremos animosos y felices o por el contrario, nos aferramos al dolor, el victimismo y la angustia.
Desde ese mismo instante, me reencontré conmigo misma, con mi fuerza y mis ganas de ser feliz y que nadie, ni nada a lo que no diera permiso podría conmigo. Sentí una liberación interior, era libre. Me había dado cuenta que había sido mi peor enemiga pero ahora iba a ser mi mejor aliada. Ya no tenía nada que perdonar, al contrario, sólo podía agradecerle todo lo que había hecho por mi. Me había ayudado a crecer, a creer en mi, a sentar de nuevo las bases de mi vida y ver la vida con otra perspectiva. Y eso, no tiene precio.
La relación con él fue correcta y más tarde se marchó para hacer la especialidad en otra Universidad. Se que la vida le sonríe y me he alegro mucho por ello, porque aunque sea anónimo para vosotros, para mi es uno de mis grandes Maestros de esta vida.
La imagen de la foto es un Mandala mío y no tiene nombre.
17 comentarios:
En primer lugar voy al mandala que muestras y que es muy hermoso; me ha llamado la atención de manera positiva por los colores los círculos acogedores... en fin, para qué seguir. Y en cuanto a lo que cuentas... ¡qué razón tienes! Con el odio uno sólo se hace daño a sí mismo; también es verdad que cuesta mucho desembarazarse de él a pesar de estar deseándolo... pero poco a poco puede conseguirse: ¡tú lo hiciste! Gracias por tan lindo texto y mandala. Besos
Hola Hada guapa
Me alegro mucho que te haya gustado el mandala. Ahora que me fijo, me he dado cuenta de qué colores son, naranja, magenta, cobre, malva....
Me costó darme cuenta que la única que sufría era yo y las consecuencias que ello conllevaba. Lo peor era que quería salir y no podía. Pero menos mal que lo conseguí.
Un gustazo leerte siempre.
Besotes grandes guapa
Coincido con Hada en lo del mandala, es hermoso, a mí me recuerda a la posición de los planetas con el sol.
Sobre lo otro tengo que darte la razón, he entendido tus sentimientos a la perfección por que yo he tenido una experiéncia parecida.
Unos comentarios que una persona se dedicó a verter al oído de una amiga hizo que me cogiera tal odio que se dedicó a sembrar la duda en mi entorno y en mis mejores amigos, suerte que la gente que me conoce de verdad no la creyó, pero a mí me lo hizo pasar mal, ver como los demás te miran pensando ¿a saber que?, lo curioso es que yo sabía lo que ella había dicho de mí cuando eramos amigas, son de esas personas que critican todo lo que camina y precisamente lo había hecho con gente que conozco, pero como la consideraba amiga no se lo tuve en cuenta, en lo bueno y en lo malo, pensé.
Ahora me siento liberada de su amistad, reconozco que era como una soga en mi cuello, aunque me está costando liberarme de su enengía negativa, opte por callar y no dar explicaciones, ella queria un enfrentamiento, pero no le di ese gusto, he dejado que el tiempo pase y ponga a cada uno en su sitio, ahora me ha buscado, pero mantengo las distancias, no me fio de ella y eso la enfada.
No se si he sentido odio, pero me ha hecho estar asustada de las relaciones con la gente, no quiero darme tanto a los demás. Lo voy superando, aun tengo fases de ira cuando pienso en lo que ha hecho y yo me he callado.
Pienso como tu, en que solo nosotros decidimos si sufrir o pasarlo mal, pero cuesta mucho.
Solo quiero que se olvide de mí, ser correcta y no tener más relación que la justa de dos personas que se encuentran por la calle.Perdona si te he metido este rollo, me ha venido bien para desahogarme, tambien me da esperanza ver que se puede superar y sacar algo bueno de esto.
Tanto hablar, tanto hablar y se me olvida despedirme.
Besos.
Los golpes de la vida no sólo te marcan, sino también te enseñan a ser tu mismo. A enfrentarte de otra manera a esos obstáculos. No sé si alguien puede decir que no ha pasado por situaciones similares.
Lo importante es saber levantarse.
Besotes a raudales.
Hola Erika
Nada de enrollarte, he disfrutado mucho leyéndote, se nota que hablas desde el corazón.
Lamento mucho lo ocurrido. Si que es difícil enfrentarse a la situación y al entorno. Has tomado la decisión que creías mejor para ti y lo importante ya que tampoco has ido en contra de nadie. Está claro, el tiempo nos pone a todos en nuestro sitio.
En mi caso, lo pasé tan mal que no quería sentirme asi y eso hizo que al final venciera mi bienestar y mi felicidad.
Estoy convencida por lo que te conozco que tienes la fuerza y la energía suficiente y un valor seguro, que es el buen humor y la tolerencia, que harán que le des la vuelta a todo como la triunfadora que eres. Sí, está en nuestra mano vivir la vida como queremos.
Me alegro que te haya gustado el mandala. Si que tiene un punto cósmico, pero salió asi, no fue premeditado.
Besotes enormes guapa.
Hola Danident
Estoy totalmente de acuerdo contigo. Son los golpes, los retos, las dificultades las que nos ofrecen la oportunidad de crecer y encontrarnos como personas.
Y como tú, opino que lo importante es levantarse, no tirar la toalla y encontrar el punto que nos hace estar equilibrados y ser felices sin molestar a nadie.
Besotes enormes.
Un placer pasar por tu espacio y encontrarme con esta grata entrada llena de sentimientos en cada párrafo según voy leyendo.
Te saludo dejándote mi amistad como tarjeta de mi visita.
Esta que te aprecia incondicionalmente.
María del Carmen.
Hola Gata guapa
El poder compartir con todos vosotros mis pensamientos, reflexiones e ideas me hace crecer gracias a vuestras aportaciones y puntos de vista.
El placer es mio. Me alegro que te haya gustado la entrada.
Besotes grandes.
Hoy he madrugado un poco más de lo habitual aún siendo un día más tarde para despedirte el fin de semana, esperando este te proporcione el descanso emocional que durante la semana es impensable.
Un beso aterciopelado te acerco para acariciar tus mejillas.
Chao
María del Carmen.
Como siempre, leerte me hizo sentir muy bien. Es un placer visitar tan acogedor espacio virtual. Feliz domingo.
Me aportó mucho leerte pues me he sentido identificada contigo. A mí sucedió algo parecido.
Hola Gata guapa
Espero que hayas podido disfrutar del fin de semana y que entres con fuerza y energía en la nueva semana.
Besotes.
Hola María Jesús
Siento que te pasara lo mismo. No es agradable pero al menos es una oportunidad para crecer y aprender.
Me alegro que te sientas a gusto leyéndonos y participando.
Besotes.
Hola Mandalas, te he leido rapidito, volveré en otro momento y te releeré.
Que lastre el que en ocasiones nos creamos verdad, que torpes si no conseguimos aligerar cargas.
Volveré.
De todo lo negativo se le saca su positividad, pero es algo que sólo te das cuenta cuando ya ha pasado y lo examinas y te dices... como es posible que esto me halla sucedidoa mí, pero sucedió y nos hace crecernos sintiendonos al fin mejor.
Un abrazo de sonrisas para seguir disfrutando de lo que la vida pone a nuestro alcance.
Marí
Hola Montañas guapa
No se si es cuestión de torpeza, en el fondo todos queremos lo mejor para cada uno, pero hay momentos en que nos resulta difícil hacerlo aunque sepamos que es lo que nos conviene. Al final, salimos adelante y eso es lo que importa.
Besotes.
Hola Gata guapa
Totalmente de acuerdo contigo Gata. De lo negativo se saca lo positivo, otra cosa es que podamos verlo. Si somos capaces de hacerlo nuestro aprendizaje es enorme.
Besotes guapa.
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