martes, 26 de octubre de 2010

Los guías, nuestros acompañantes

Si os apetece continuar leyendo sobre la comunicación con los seres queridos ya fallecidos, la mediumnidad, etc., os invito a conocer otro blog mío, que trata de estos temas. Se llama, Comunicación entre dos mundos, vida y muerte.

Hace unos días, estando en consulta, una persona me preguntó si podía saber quiénes eran sus ángeles de la guarda. Mi respuesta fue sencilla, si, si se dejan ver.

Da igual si les llamamos amigos invisibles, ángeles de la guarda, guías, etc., pues su misión es similar, ayudarnos y velar por nosotros. No siempre son familiares que ya han partido, pueden estar a nuestro lado seres que sienten una afinidad especial por nosotros, por compartir unas mismas metas, proyectos, por vivir situaciones similares, etc.

Podré un ejemplo. Aunque puedo ver a mis guías, prefiero que sea otra persona quién me hable de ellos. Durante los años que estuve trabajando en la Feria de Esoterismo de San Sebastián, acudía a Joyce Morgan, tras su muerte continuó su trabajo Sergio Gozzi. Pedía un objeto personal, un reloj, un anillo... Lo tocaba y al momento su mano empezaba a moverse. Comenzaba por una ceja hasta que aparecían el resto de los rasgos de una cara, era el retrato del guía que estaba en ese momento. Siempre me sorprendió que un año estaba un familiar distinto y al siguiente era otra persona, una monja, un médico chino, un indio americano...

Hay veces que un mismo ser permanece toda su vida con nosotros. Según vamos creciendo y evolucionando, también lo hacen nuestras necesidades. En estos casos, es cuando nos acompañan otras energías, otros seres, que aportan la fuerza, la sabiduría y el consejo que necesitamos. Además de ancestros, seres queridos y familiares, también pueden estar seres de luz.

Estos seres se comunican con nosotros. Normalmente para que podamos entenderles, escogen la forma más sencilla, los sueños. En otras ocasiones, podemos oír una voz interior, oler un aroma, ver que un objeto cambia de lugar de manera inexplicable, sentir una caricia invisible y sobre todo, podemos tener la certeza de que aunque no podemos explicar qué pasa, en el fondo conocemos qué ocurre. Solemos pensar, si lo cuento me van a tomar por loca. Pero pasar, pasa. Y otras veces, acuden a personas que como yo, podemos conectar con ellos.

Los mensajes que nos transmiten son variados, de ánimo, tranquilidad, amor, perdón, ayuda, espirituales...

Este fin de semana, estarán un poco más presentes. Habrá quien acuda a los cementerios para visitarles. Tendemos a pensar que estarán allí, pero habitualmente están junto a nosotros en casa, en el trabajo, en la calle. Nos comunicamos con ellos a través del corazón y al escucharnos acuden de manera inmediata en nuestra ayuda. El tiempo y el espacio no existe para ellos de la misma manera que para nosotros.

No llevaré flores a ninguna tumba. Haré lo que hago todos los días. Dedicaré un tiempo a mandarles mucho amor, paz y luz. Les pediré que me ayuden a guiar mis pasos, les mandaré mi agradecimiento por estar junto a mi, por ayudarme a seguir caminando y aprendiendo. Y al final, les daré un beso gigantesco.


Desconozco quién es el autor de la foto. No tiene copyright.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Acercamiento al Tarot

El Tarot es una herramienta que nos ayuda en nuestro camino, ya sea porque muestra las distintas opciones que tenemos ante un hecho o posibilidad, o porque marca las pautas para conocernos más y mejor a nosotros mismos.

Se compone de 78 cartas divididas en dos grupos, los Arcanos Mayores que son 22 y 56 los Arcanos Menores.

Los Arcanos Mayores, nos dan la información más importante. Inclusive podemos utilizar sólo estos arcanos en nuestras tiradas. Los Arcanos Menores, están divididos en cuatro palos, oros, copas, bastos y espadas. Cada uno de ellos tiene su significado y la información que muestran es más concreta y matizan a los Arcanos Mayores.

El trabajo que se puede hacer utilizando el Tarot va desde la adivinación, el autoconocimiento, el crecimiento personal, la meditación, la visualización, etc. Todo en uno. Depende de cada uno de nosotros cómo usemos esta maravillosa herramienta.

El Tarot es un medio, una ayuda, no es un dogma de fe. Somos seres libres que tomamos nuestras propias decisiones, son nuestros aciertos y nuestros errores. El Tarot acompaña, aconseja, pero no decide jamás por nosotros. Nunca. La responsabilidad es nuestra.

La actitud al acercarnos al Tarot ha de ser abierta, de respeto y sincera. Cuanto más relajados estemos y sobre todo, cuanto más concretos seamos a la hora de formular las preguntas, más información recibiremos.

El Tarot siempre responde a lo que necesitamos saber y no a lo que queremos saber, aunque la mayoría de las veces ambas coinciden. En ocasiones, las cartas no responden, no dan información. Esto puede deberse a varios factores, entre ellos, destacaría que no necesitamos saber qué pasa en ese momento, en esa situación y que tal vez, hemos realizado varias la misma pregunta. La respuesta válida es generalmente la primera, aunque no nos guste escuchar lo que nos dice.

Por último, me gustaría dejar claro que el Tarot no sirve para cotillear sobre la vida de los demás.

Existen muchos tipos de barajas de Tarot. Me gustan las que tienen mucho color, porque tienen más ritmo y movimiento. Si alguno quiere comprar una baraja, le aconsejaría que mirara antes las cartas, que viera que sensación le producen. No todos vibramos con las mismas imágenes aunque el significado es el mismo en todas.

En internet hay varias páginas donde se pueden ver distintas barajas de Tarot y lo que más me gusta, es que muestran varios arcanos mayores y alguno menor. Así podemos hacernos una idea de cómo es antes de comprarlo.

Unas de las barajas más sencillas para comenzar a trabajar con el tarot, serían la de Rider Waite y la de Marsella. Personalmente, me quedo con Rider Waite. La de Marsella me parece pesada. Normalmente, suelo utilizar la de Crowley, la de la Golden Dawn o un tarot que hice yo, con mis símbolos y mi lenguaje. También me gustan mucho otras como son Legacy, el Tarot Mítico, el Renacimiento, etc.

Después de tener las cartas en la mano, tocadlas mucho, dadles vuestra energía, habladles y veréis los resultados. Ya me contaréis.


La foto es la de carta XIV Arte, de la baraja de Crowley. Es una imagen escaneada de mis cartas.

lunes, 18 de octubre de 2010

Música celta y bretona

Hoy es uno de esos días en que la música amansa a las fieras. Pero no vale cualquiera, toca escuchar a Alan Stivell y a Tri Yann. Ambas formaciones son celtas con un estilo folk rock.

Les conocí hace unos diez años o más, gracias a un zapping de la tele, quedándome enganchada al sonido del arpa de Stivell y después a la actuación de Tri Yann.
Alan Stivell, tocando Brian Boru.






Esta otra es Tri Martolod. La cantan Alan Stivell, Tri Yann, Dan ar Braz entre otros.




Tri Yann, me gustó por su frescura, cierta locura y alegría. Aquí dejo una muestra de una de sus actuaciones, Franzozig.





Con vuestro permiso voy a seguir escuchando música. Espero que os guste y disfrutéis con ellos.


Los vídeos son de Youtube y la foto del triskel no tiene copyright.

martes, 12 de octubre de 2010

La muerte, el suicidio y la Luz

Si queréis seguir leyendo más sobre éste tema, os invito a leer otro blog mío dedicado a la mediumnidad, a la comunicación con los seres queridos ya fallecidos, se llama Comunicación entre dos mundo, vida y muerte.

Natalia me preguntaba en un correo entre otras cuestiones, si las personas que se han suicidado se quedan en el limbo en una especie de bucle temporal o por el contrario avanzan y continuan su camino.

La muerte, es ese tránsito inevitable por el que todos debemos pasar antes o después. Voy a hablar desde mi experiencia, al margen de la religión y de la filosofía.

Todos los seres al morir pasamos a un plano en el que disponemos del tiempo suficiente para revisar nuestra vida y tenemos la oportunidad de seguir evolucionando, dando igual si nuestra muerte ha sido provocada por nosotros o por otros; ha sido accidental, natural o debida a una enfermedad. Lo que en esta vida, en este plano material, llamado tierra damos importancia, pasado al plano espiritual carece de ella. Intentaré explicarme mejor.

La muerte por mucho que nos asuste, nos de miedo, es mucho más sencilla de lo que parece. Dejamos de vivir en el plano físico para hacerlo en el plano espiritual. Da igual si somos ateos, agnósticos, religiosos practicantes o no. Una vez en el otro plano, estos conceptos desaparecen y en consecuencia también lo hacen las etiquetas que ponemos a lo bueno, a lo malo; al premio, al castigo; es decir, al cielo y al infierno. Dependerá de nuestra formación intelectual o religiosa que demos unos nombres u otros a lo que ocurre, el paraíso, Dios, la Energía, Luz, Amor, etc... Lo mismo sucede con la culpa, el castigo, el infierno.

Aquí en la tierra tenemos el concepto de que suidarnos es atentar contra Dios, luego es pecado. Se nos olvida que el ser humano tiene libre albedrío y significa que puede elegir, por muy duro que sea, la manera de morir. Quiero dejar claro que diciendo esto no estoy animando a nadie a quitarse la vida.

En cuanto a mi experiencia con seres que decidieron suicidarse es similar a los que lo han hecho de otra manera. Cada ser vive su transición según su conciencia, su grado de evolución, dando igual si ha sido un ermitaño, un asesino, un santo, etc. Indudablemente un ser que ha tenido una vida complicada, compleja, dolorosa, atormentada, necesitará más tiempo para serenarse y comprender sus decisiones que otro que ha tenido una vida más armoniosa. En el plano espiritual, no existe la culpa, el castigo. Está el Amor que todo lo arropa; nos da libertad para recapacitar, reconsiderar nuestros hechos y la oportunidad de quedarnos entre nuestros seres queridos o seguir avanzando en nuestro camino evolutivo.

Recuerdo dos casos en los que dos personas habían decidido quitarse la vida. En el primero de ellos, una madre, necesitaba entender porqué su hija había tomado una decisión tan dura y límite. Apareció la chica, estaba llena de luz y de amor.

Viendo el sufrimiento de su madre, ésta se sentía culpable por no haberlo podido evitar, su hija sólo tuvo palabras de cariño para ella. Le explicó todo lo que su madre necesitaba saber y sobre todo, le dejó muy claro que no era culpa de nadie, que ella estaba muy bien, que había aprendido de aquella experiencia, estaba llena de paz, rodeada de familiares y continuaría estando cerca de su madre y sus hermanos, ayudándoles y acompañándoles siempre que le necesitaran.


Esta madre se sintió liberada al ver que su hija estaba bien, y aunque el dolor no había desaparecido, me comentó que había sentido una paz muy grande al poder hablar con ella y entender cómo y porqué había sucedido todo.

En el segundo caso, esta vez era un chico que después de varias intentonas había conseguido irse dejando una familia desconsolada. No había sido capaz de enfrentarse a una situación que a él le resultaba insuperable.

También esta vez era una madre la que se comunicó con su hijo. El fallecimiento había sido hacía poco y el chico estaba en pleno proceso de transición. Constantemente pedía perdón a su madre por su marcha. Necesitaba sentirse perdonado para poder seguir avanzando. Su madre le dijo que le había perdonado desde el primer momento. Al principio, le costó entender que nadie le culpaba de nada.

Su madre, habló con él, le comentó que le perdonaba aunque no entendía la decisión que había tomado. Le pidió que avanzara, que se liberara de su propia angustia y que se fuera tranquilo. Poco a poco, el chico se fue tranquilizando. Finalmente pudo dar el paso, yéndose a la luz.


Al final, cuando pasamos al otro plano, lo que nos retiene somos nosotros mismos, ya sea porque necesitamos más tiempo para reflexionar, avanzar o porque hemos decidido quedarnos para ayudar a los que queremos, no la forma en que hemos muerto.



La imagen de la foto la he sacado de imágenes de Google y desconozco quién es su autor.

domingo, 10 de octubre de 2010

El silencio, habla

Es domingo, día gris y muy lluvioso. Día de botas katiuskas y sobre todo, ha refrescado algo la temperatura y se agradece. Es estupendo seguir llevando sandalias y tirantes pero echaba de menos la lluvia y que bajara algo el calor tan alto de estos días.

Esta semana ha sido movida, sería mejor decir que los últimos dos meses y medio han sido bastante agitados. Lo suficiente como para olvidarme de mi, centrándome en mi entorno que "me necesitaba".

Sabes escuchar, calmas, tranquilizas, das paz y ayudas a pasar situaciones delicadas, y nos das mensajes o pautas en los momentos que más lo necesitamos. Estás ahí, siempre. Tiramos de ti. Eres nuestra psicóloga. Estas palabras me las dijo esta semana una gran amiga, cuando le comenté que había tenido un par de sueños en los que me reñían por no hacer lo que debía.

No comprendía el significado de la riña; hasta que de repente, como suele suceder siempre, en el momento más inesperado, llega el entendimiento. Había estado pendiente de las necesidades de mi entorno olvidándome de las mías. Mi amiga estaba de acuerdo con el sueño. Y por si aún no lo tenía claro, este viernes, me encontré en la calle con una gran persona, y hablando de lo divino y lo humano hizo un comentario, recordándome cómo son las cosas. Si queremos ayudar a los demás, debemos hacerlo sin olvidarnos de nosotros mismos. Frase que suelo tener muy presente en mi vida, pero hay veces que es necesario que nos la recuerden porque se nos olvida.

Asi que una vez recobrado el sentido de las cosas, nada de ir de un extremo al otro, he vuelto a descubrir el valor del silencio. No, no me he convertido en eremita de fin de semana, no podría, me gusta demasiado hablar. Pero he decidido volver la mirada a mi misma, a escucharme, a oir mis necesidades, a seguir trabajando en mi. Para ello necesitaba estar en silencio conmigo misma.

Bendito silencio que llena y da tranquilidad, hace ver donde están las heridas y así poder curarlas. Silencio que acoje, envuelve, sosiega. Acomoda, ordena y prioriza las necesidades.

Me he sorprendido al darme cuenta que todo ha transcurrido levemente, sutilmente; casi casi, en cadena, acción-reacción, de manera automática y consciente. ¡Qué maravilla!

El silencio buscado, querido, es enriquecedor si se sabe escuchar. Parece una contradicción, pero no lo es. El silencio, habla. Es el decorado perfecto, el paisaje adecuado para ponernos en marcha, para dar con la clave y abrir las puertas necesarias para seguir avanzando, para volver la mirada y evaluar en qué momento estamos, hacer rectificaciones si es que son necesarias y continuar avanzando en nuestra vida.

Esta tarde además de oír llover, he estado de charleta con dos amigas y... Ha sido perfecto. Hay sitio y espacio para todo si se hacen bien las cosas.


La autora de la fotografía se llama Natalia Pérez, cuyo nick es Nostalgia. La foto, Tranquilidad, la he encontrado en la página Mundofotos.

martes, 5 de octubre de 2010

Los cambios llaman a la puerta

Estamos en otoño, o al menos eso dice el calendario. En San Sebastián parece que estamos más bien en primavera, unos días estamos a 30º grados, al siguiente llueve y baja la temperatura, y hace menos de media hora el termómetro marcaba 27º. Días locos llenos de cambios.

Los cambios nos rodean, aunque permanezcamos quietos, parados, la vida continua, tiene su ritmo. El instante vivido no es exacto al siguiente segundo y así sucesivamente. Esta perspectiva tiene su puntito. Está llena de posibilidades. Desde la premisa que nada es igual, pero si parecido, de alguna manera podemos manejar el tiempo, disponer de él a nuestra manera. Podríamos vivirlo con mayor intensidad.

La vida es transformación, movimiento, lucha, esfuerzo, alegría, decisión, compromiso... Está en nuestras manos cómo queremos vivirlo. No hablo de poder si no de querer. Hay una frase que dice querer es poder. En este caso, aún siendo muy válida la cita, diferenciaría ambas. Deseamos querer y sin embargo no podemos conseguirlo.

Me pregunto si sintiendo un deseo con toda nuestra fuerza, con la mayor de las intensidades, no estamos ya queriendo conseguir que este se cumpla. Podemos querer cambiar y decimos que no podemos. Tal vez, nuestra fuerza interior no sea lo suficientemente fuerte para lograrlo. Entonces, propongo que lo deseemos con todos los sentidos y comprobemos el resultado.

Como muestra un botón, y hablando de cambios, aquí está el formato del nuevo blog. Aún no está terminado, faltan pequeños ajustes y se está transformando a la vez que yo, así que no descartéis nuevos colores o nuevas plantillas. Estoy como el tiempo, dicen que es otoño pero parece primavera.

Vivamos el día a día, el instante actual y comprobemos si somos capaces de querer en vez de poder, ambas sería todo un lujo.


Desconozco quién es el autor de la foto, y me gustaría saberlo para decirlo y porque me encanta.