miércoles, 23 de noviembre de 2011

El arte de la caligrafía y su beneficio

La caligrafía es el arte de escribir, de transmitir lo que pensamos y plasmarlo a través de unas letras, signos o dibujos simbólicos. Además de ser una herramienta útil para todos, poco a poco ha ido perdiendo su esencia artística para quedar relegada a ser sólo práctica.

Si miramos los códices y manuscritos antiguos veremos la delicadeza de los trazos, los colores que se utilizaban, la meticulosidad de los detalles. Aquellos que no sabían leer podían admirar los símbolos que en ellos estaban, y podían interpretar lo que significaban. Poco a poco, y a través de los siglos, este arte ha ido perdiendo el sentido didáctico, lógicamente, en beneficio de una lectura rápida y clara.

Pero en oriente, la caligrafía sigue siendo algo más que una escritura, que una lectura. Es sutilidad, armonía, concentración, equilibrio. Hace unos años, tuve la oportunidad de conocerla a través de unos talleres de pintura a los que asistí.

Se utiliza un pincel muy especial que lo mismo sirve para trazar líneas gruesas que finas y delicadas. Un simple gesto con la muñeca, cambia radicalmente el movimiento dando así otro aspecto a los signos. Lo que aparentemente es fácil, requiere de mucha disciplina, de calma y paciencia. Los entendidos, podrán ver en esta escritura, cómo es y está el que escribe. Sabrán si es una persona que controla sus sentimientos, si es impulsiva, está equilibrada, o si la calma brilla por su ausencia. Mirar el dibujo de los signos, es ver a la persona que los ha creado. El pincel deja de ser una herramienta, para formar parte del cuerpo, de ser una prolongación de nosotros para dejar su impronta en el papel.

Hace un par de meses, conocí a Marcos, un estudiante de caligrafía oriental, china y japonesa. Estuvimos hablando sobre lo que representa esta caligrafía, que no deja de ser un reflejo de nuestra alma, de desnudarnos ante los demás, y hacer público lo que somos. Eso sí, de manera muy sutil.

A la vez, la práctica de este arte, supone un aprendizaje a niveles internos, pues nos ayuda a saber quiénes somos, en qué estado estamos, aportándonos la luz suficiente como para trabajar aquellos aspectos de nuestro yo que debemos potenciar, cambiar, mejorar o equilibrar. La caligrafía no deja de ser una herramienta altamente beneficiosa para el cuerpo y el alma. Y tal vez, poniendo más atención a cómo escribimos, podemos conocernos un poco más y potenciar o trabajar aquellos aspectos de nuestro carácter que deseemos transformar.


La foto de la imagen, es de un cuadro o dibujo de Marcos realizado con la técnica de la caligrafía china. Para él representa el Equilibrio.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Mientras paseaba, he visto ...

Esta tarde después de terminar de trabajar, he dado una vuelta larga, aprovechando el buen tiempo que había y las ganas que tenía de desconectar y hacer limpieza mental, es decir, necesitaba cargar las pilas.

Hacia las siete de la tarde había 17º, ya estaba anocheciendo, se veían las estrellas y hacia el oeste, hacia el monte Igeldo, el azul profundo de la noche, todavía estaba algo más claro.

He decidido dar un caminar por el paseo de La Concha. La marea estaba bastante baja, había gente en la playa; unos niños jugaban a cogerse, otros paseaban, y un grupo de unos cinco chicos daba saltos mortales. 

Estos jóvenes habían semienterrado una gran bola amarilla en la arena, dejándola fija y estable. Cogían carrerilla saltaban sobre ella a modo de trampolín y ¡voilà!, un salto mortal en el aire para caer con suavidad sobre la arena.

Me he quedado un rato observándoles. Parecía tan fácil lo que estaban haciendo. Daba la sensación que lo importante no era el saber caer, sino el salto en sí. Seguramente estaré equivocada y todo tenga importancia. Al verles, sentías que eran ligeros, flexibles y casi de goma. He disfrutado viéndoles saltar como atletas,  además se notaba que estaban pasándolo muy bien y era contagioso.

He continuado mi paseo y, no podía faltar tomarme un cappuccino, rico y estupendo. Me he aficionado a este café con espuma de leche que suelo tomar mientras camino. Tras deambular un rato mirando escaparates, todavía no cobran por ello, he pensado que ya era hora de volver a casa. 

Durante el trayecto, mis ojos se iban al cielo. Semáforo rojo en que me paraba, mi mirada se alzaba. A pesar de la contaminación lumínica de la ciudad, se veía brillar a las estrellas, que han acompañado mis pasos, y se han convertido en una compañía muy agradable.

En principio, este fin de semana, parece ser tranquilo, pero nunca se sabe lo que una llamada de teléfono o un mensaje al móvil pueden conseguir ;).

Feliz fin de semana a todos. Pasadlo genial y disfrutad todo lo que podáis, haya o no estrellas, chicos atletas, playa, mareas bajas o altas, helados o cappuccinos, en vuestra vida


La imagen está sacada de internet y desconozco el autor.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Hablar y ser escuchados

Vivimos demasiado deprisa, el ritmo de vida es rápido y acelerado. Una de las consecuencias de ello es que apenas nos queda tiempo para conversar, ni  para ser escuchados.

Hace una semana fui a Fnac. En ese momento no había mucha gente, así que aproveché el momento para pedirle al dependiente su opinión sobre una duda que tenía. La respuesta debería haber durado como mucho diez minutos, pero se prolongó una hora.

El chico era amable, y no sólo me facilitó la información que necesitaba con todo tipo de detalles, sino que además me enteré de cómo era su vida, cuáles eran sus gustos, qué tipo de películas iba a ver al cine, qué carrera había estudiado.... Hablaba sin parar, apenas dejaba espacios libres que aprovechaba para secundarle. Necesitaba hablar. Se acercó otra empleada para hacerle una pregunta y tras despedirse amablemente de mi, se marchó.

Me chocó que me contara tantas cosas de su vida, siendo una desconocida. Pensé que era raro que me hubiera hablado tanto cuando en teoría, tenía amigos con los que charlar. Supuse que ese día necesitaba hablar y yo estaba allí para escucharle.

Hoy, me ha vuelto a pasar algo parecido. He entrado en una tienda a media tarde, para preguntar por unas velas y sus aromas. La chica que estaba allí, me ha contado cuáles eran sus preferidas, cuánto duraban y para qué las utilizaba. Luego, señalándome unas botas, me ha contado que el año pasado se compró unas iguales en diferentes colores. No, no intentaba vendérmelas. Al hablar de ellas, me ha contado lo que hacía cuando no trabajaba, adónde iba por las noches, qué le gustaba hacer... Me ha hablado de su madre, de su hermana. Me he contado en dónde trabajan y qué hacían en verano mientras estaban de vacaciones. Me ha  contado muchas cosas.

También es una chica joven. Me ha vuelto a sorprender que siendo yo una auténtica desconocida, se abriera de tal forma que me contara prácticamente su vida a lo largo de media hora. Como en el caso anterior, le he escuchado y he sentido lo mismo, lo necesitaba y estaba allí con tiempo suficiente para escucharle. He estado a gusto pero me ha asaltado una duda, ¿de qué hablan con sus amigos, con sus familias, con sus compañeros? Y nosotros, ¿somos escuchados y sabemos escuchar a los que nos rodean?

He vuelto a casa pensado que todos necesitamos ser escuchados, hablar y comunicarnos. Quizá el que fueran jóvenes me ha chocado más, puesto que siempre pienso que suelen ser las personas mayores las que tienen más problemas para encontrar quién les escuche o al menos se quejan en más ocasiones de ello.

La escucha y el hablar de aquello que nos preocupa, interesa o llevamos dentro aunque parezca una nimiedad, una tontería o sea un problema grave, es importante. Es una gran suerte encontrar a personas que nos escuchen y conversar con ellas, estableciendo una comunicación de ida y vuelta, de escuchar y ser escuchados. Así que, me he propuesto ampliar mi radar y dar con más personas con las que poder comunicarme y aprender.


La foto es de un mandala mío, no tiene nombre.

lunes, 7 de noviembre de 2011

El 11.11.11, mi opinión sobre la energía que llega

En primer lugar quiero pedir disculpas a Chiqui, que hace ya un par de meses, me pidió información sobre esta fecha y sus acontecimientos y le derivé a otros lugares y le dije que no iba a escribir una entrada sobre ello. Hoy, he sentido que debía hacerlo. Chiqui, perdón.

Estamos a las puertas de una fecha emblemática y capicúa, tenemos un triple 11. Además de un premio de la ONCE, una propuesta a nivel mundial de que el teléfono móvil suene a la misma hora, esta fecha tiene otros significados.

Hace casi treinta años se comenzaron a abrir unas puertas energéticas que tienen como fin el ayudar a nuestra evolución como seres espirituales y al avance igualmente del planeta tierra. Algunos, pronostican que traen el fin del mundo; otros, que accederemos a la quinta dimensión, y cambiará de adn, etc.

Voy a dar una vez más, mi punto de vista sobre este tema. Creo que existen puertas que ayudan a mover la energía, y esto se traduce en una ayuda para que abramos nuestra consciencia, permitiéndonos conocernos más y mejor. Por poner un ejemplo, si antes nuestro ángulo de visión era de 130º, con este cambio energético, ahora podremos ver 150º, es decir, veremos lo mismo pero mejor y más ampliado.

Todos somos iguales pero no tenemos el mismo nivel vibratorio o evolutivo. Es lógico. Vendría a ser como cuando vamos al colegio, y después de un examen, las notas son distintas para cada alumno, pues dependerá de cómo han integrado y aplicado el conocimiento que han tenido. La vida, sigue un patrón similar. No todos aprendemos lo mismo ante una situación idéntica, ni avanzamos de manera similar. Este hecho es muy importante, porque de esta manera unos aprendemos de otros, y evolucionamos conjuntamente, cada uno a su nivel. Este hecho es contagioso, es como una onda en el mar. Se expande aunque no hagamos nada.

El mundo, la sociedad está cambiando, es evidente. Los esquemas que hasta ahora considerábamos estables y válidos, han demostrado que no lo son. Hace falta cambiar las bases. Éstas deben hacerlo desde nosotros. Toda transformación comienza desde dentro, desde lo más profundo, desde el ser de cada persona. Y después se muestra al exterior, se contagia, se aúna, formando nuevos conceptos, nuevas estructuras.

Esta nueva energía puede aportar la luz que hace falta para vernos tal y como somos realmente, va a enfrentarnos frente al espejo con nuestro yo y dándonos la oportunidad de recordar quiénes somos y cuál es nuestra misión en esta vida. Cada uno lo hará de manera adecuada a su grado vibratorio. Habrá quienes lo recuerden; otros en cambio no lo harán, ni lo sentirán. Nadie es superior ni inferior por ello. La energía ya está actuando y dependerá de nosotros el trabajarla o no hacerlo. Somos libres y tenemos libre albedrío. Podemos elegir qué camino tomar.

Si esta nueva puerta que se abre nos da la posibilidad de crecer y evolucionar, me parece estupendo. Es una gran oportunidad que está a nuestro alcance. Soy consciente de que el trabajo debe ser interior, de mi misma, de reflexionar, meditar quién soy, cómo quiero vivir mi vida y hacer con ella. Esta energía nueva, puede ser como una especie de faro en la oscuridad, que aporte la luz suficiente como para ver con más claridad las cosas, pero intentaré que no me deslumbre, porque entonces no veré nada.

Me ha llegado información de grupos de personas que se van a reunir para meditar. En mi caso, no me reuniré en principio con nadie, lo haré sola y por la hora de que se trata, me tocará estar trabajando. He pensado que puedo hacer dos cosas: una, hacerlo a la noche y dos, conectarme con la energía desde la intención, aunque esté trabajando, y cuando pueda ya meditaré. Si está para ayudarnos, su importancia no va a disminuir por el hecho de no estar ahí meditando. El que pueda y le apetezca, me parece estupendo que lo haga.

Resumiendo, el 11.11.11, para mi, es la llegada de un aporte de energía de amor y luz que viene para ayudarnos a avanzar, crecer y evolucionar como seres. Digamos que se trata de un aporte extra y de mayor fuerza, pero uno más de los que recibimos con mucha frecuencia. El que queremos trabajar con él, está en nuestras manos y somos libres de hacerlo o no. Nadie va a castigarnos por no hacerlo, ni va a llegar el fin del mundo, ni la muerte si no creemos en ello. Faltaría más. La energía es amor y nos acompaña aunque no queramos, ni deseemos verla.


La imagen está sacada de internet y desconozco quién es su autor.

martes, 1 de noviembre de 2011

Observando la vida desde unas lentillas temporales

Esta semana pasada he tenido problemas de visión debido a un cambio de lentillas. Sabía que era algo temporal y que vería peor de lo habitual. Aún así han sido cuatro días en los que he visto doble y algo borroso. Acostumbrada a ver de maravilla, cuesta adaptarse a ver mal o no tan bien.

El primer día que estrené estas lentillas temporales, decidí ver todo lo mejor que pudiera, hacer una vida totalmente normal. Me esforzaba en intentar encontrar el equilibrio perfecto que me permitiera ver de cerca y lejos sin problemas. Cerraba el ojo izquierdo y hacía la prueba; luego el derecho, y así sucesivamente. Supongo que verme andar por la calle tuvo que ser divertido, verían a una persona guiñando los ojos constantemente. A pesar de todos mis intentos no conseguía ver correctamente.

Al cabo de cuatro horas, claudiqué. Me di cuenta que no tenía que hacer ningún esfuerzo sino adaptarme a la nueva situación. A partir de ese momento, me conformé con aceptar de buen grado todo lo que viera, ni más ni menos; sin agobiarme, sin pretender ver más de lo que podía dada mi capacidad. Indudablemente, mi vista continuó sido semiborrosa, pero al cambiar mi actitud y relajarme, conseguí que mis ojos enfocaran realmente lo que era útil para mi, lo necesario.

Al día siguiente, aunque la visión seguía siendo borrosa en algunos momentos, fue más llevadero; y el tercer día, conseguí ver la pantalla del móvil y poder leer los mensajes que tenía sin demasiados problemas. Me di cuenta que si miraba de refilón conseguía una mejor visión. Inclusive puede escribir, ver y leer en el ordenador sin cansarme demasiado. Todo un lujo.

Todos estos pequeños inconvenientes, que es lo que han sido, me han hecho pensar en cómo vivo la vida. Si me centro en lo realmente importante o si mi enfoque se desvía y acabo despistándome más de lo debido. Quizá le doy demasiada importancia a temas que no la tienen y debo aprender a vivir, a llevar la vida tal y como se presenta sin mayor pretensión que disfrutar de ella. Se que es algo que intento o procuro hacer desde siempre, pero hacer reajustes o pararse a pensar y reflexionar en ello de vez en cuando, tampoco está de más.

Así que, más que a conclusiones nuevas, me he reafirmado en varias cuestiones. La primera es que aunque a veces intentes dar lo mejor de ti, la vida te obliga a adaptarte, a ser camaleónica y esa es una cualidad muy importante para disfrutar de la vida.

Si acepto la nueva situación que me brinda la vida, y me adapto a ella, fluyo más y mejor. Fluir en contraposición a esfuerzo terco que no lleva a ningún lado. Al poner menos barreras, daré más y mejor de mi, y aunque parezca una contradicción, acabaré por distinguir lo realmente importante de lo más superfluo.

Una más, los cambios son adaptaciones, y aunque a veces cuesta hacerse a ellos, traen grandes beneficios a todos los niveles.

Y la última, aunque ya tengo mis lentilla habituales y vuelvo a ver perfectamente, no me olvido de lo vivido y lo integro en mi vida, en mi visión y enfoque de ella. 

Ha sido una prueba bonita, en la que la vida me ha dado la oportunidad, una vez más, de poner en práctica mi filosofía de vida. Y no está nada mal este tipo de exámenes sorpresa.


La foto está sacada de internet, desconozco quién es su autor.