lunes, 16 de abril de 2012

Sonidos de la ciudad

Existen muchas maneras de ver y sentir una ciudad. Es distinta según la veamos a la mañana, tarde, noche, madruga, etc.

Me gusta pasear por la ciudad en las horas en que menos gente suele haber, porque sus silencios cobran vida. Se perciben con mayor nitidez.

Ayer salía a dar esa vuelta a las tres de la tarde. Apenas había tráfico. Todos estaban comiendo o terminando de hacerlo. Apenas me crucé con varias personas, que iban andando al igual que yo, saboreando el paseo por la ciudad.

Según iba caminando, escuché el trino de los pájaros, que sonaba por encima de mi cabeza. No les veía pero su canto era envolvente. Al mismo tiempo, podía observar las flores de los jardines y aspirar su fragancia. Era una sensación diferente a la cotidiana, donde vas por la calle con más rapidez y la cabeza pensando lo que tenemos que hacer a continuación.

Como no había coches, llegaba con más nitidez el repique de las campanas dando la hora. Sonidos claros, transparentes y cantarines. Me sorprendió escucharlo a una distancia bastante mayor de la habitual. Jugué a descubrir su procedencia, intentando diferenciar de qué lugares provenían.

En mi caminar llegué hasta el Puerto. Había marea baja. Los chillidos de las gaviotas se mezclaban con la suavidad de las olas que chocaban con las rocas del espigón exterior. Un sonido cadencioso, casi de nana. Si cerrabas los ojos, podían sentir su calidez.

Mi paseo siguió en dirección a la playa. El sonido de las olas era distinto. Rompían en la orilla y convertían su sonido en largo, susurrante y espumoso. Era sumamente relajante. Me senté en un banco. Conseguí centrarme en este sonido casi hipnótico de las olas deslizándose por la arena fina de la playa. Fueron unos momentos mágicos, casi parecían mantras que relajaban la mente y llegaban muy adentro, ideales para una meditación larga.

Pero la tarde iba avanzando y nuevos sonidos llenaban el aire. Niños corriendo, sonriendo y llamando a sus padres. Grupos de paseantes sacando fotos del paisaje, posando junto a la barandilla de La Concha, sonidos de alegría, sorpresa, de bullicio. 

Decidí terminar mi paseo y los sonidos que me acompañaron eran más urbanos, bicicletas que corrían veloces por la acera, coches por la carretera, una sirena de una ambulancia hacia el hospital, coches que iniciaban su recorrido...

Lo que da de si una tarde tranquila de domingo.

 
La fotografía está sacada de internet y es un detalle de la barandilla de La Concha. Desconozco quién es su autor.

30 comentarios:

Julius Revolution dijo...

Tienes razón Maria Eugenia. Yo suelo moverme en bicicleta, y cuando paso por la Contxa a las 8 a las 9 de la tarde en invierno, ya de noche, me paro en los relojes a ver y sobre todo a escuchar. Es susurro del mar es una delicia. Estoy apenas unos minutos, pero me reconcilio conmigo mismo y con el mundo, jajaja...Abrazos amiga.

La Dame Masquée dijo...

Ay a mí también me gusta mucho eso de pasear por las calles solitarias, escuchando el eco de mis propios pasos y el trino de los pájaros. No le digo nada si encima suenan las campanas!

Buenas noches, madame.

Bisous

uxue dijo...

Hola Maria Eugenia
Da gusto pasear cuando todo está tranquilo y poder disfrutar de tantas cosas que forman parte de la ciudad y que pasan depapercibidas por el ruido de gente y de coches.
Me encanta el sonido del mar cuando todo está en silencio.

Desde mi cuarto se oyen las campanas de la iglesia, los pájaros cuando se posan en el balcón,...el aire cuando sopla y la lluvia cuando cae.
Forma parte de este lugar y es una gozada poder disfrutar de ello.

Un beso

ion-laos dijo...

En una ciudad como la tuya, da gusto, pero en los madriles, como no te vayas al Retiro o a las afueras no hay ná que hacer.

Yo estoy rodeada de jardines y cuando me levanto escucho a los pájaros. En el verano cuando duermo con la ventana abierta y a eso de las cinco de la madrugada empiezan a píar, qué quieres que te diga, muy bonito, pero me hace una graciaaaa!!!

Besotes!

Carmen Rosa dijo...

Hola MARÍA EUGENIA
Que hermoso paseo y que bellos lugares para recorrer. Aunque en otros lugares no esté tan a la mano esa tranquilidad. Sin embargo creo que todo es cuestión de actitud y estar dispuesta o percibir lo que nos ofrece la vida y la naturaleza. Me he contagiado de tu sensación de armonía... gracias
Un beso

Anónimo dijo...

Mi querida amiga: Ha sido un bello paseo el tuyo y además enriquecedor.
Sólo las personas tan sensibles como tú, serán capaces de pararse a pensar en los sonidos y olores que tiene una ciudad.
Siempre te he tenido por una persona admirable, pero hoy has llegado más allá, yo diría que eres de las pocas que son capaces de captar, hasta ese extremo, lo que representa una ciudad.
Cariños.
Kasioles

Fiaris dijo...

Gracias por llevarme contigo a pasear,abrazos.

Rayén dijo...

El mar, la playa, la arena, la brisa y las gaviotas me atrapan.
Gracias por permitirme pasear un poco junto a tus letras.

Te dejo un abrazo grande.

Mandalas, Espacio Abierto dijo...

Hola, Julius

A esas horas que no hay nadie, parece que el sonida de las olas y del mar, está para ti sólo. Toda la bahía y su energía para ti. A veces con unos minutos es suficiente.

Tenemos mucha suerte de vivir en la ciudad que tenemos :D.

Besotes.

Mandalas, Espacio Abierto dijo...

Hola, Madame

Es verdad lo que dices, al estar en silencio, se escuchan las pisadas. En momentos como estos, es fácil reconciliarse con la ciudad y una misma.

Besotes.

Mandalas, Espacio Abierto dijo...

Hola, Uxue

Qué bonito disfrutar de tu entorno en plena naturaleza. Es muy especial. Los urbanitas nos conformamos con lo que tenemos y es mucho ;). Pero hacerlo desde y en la propia natureleza, integrada en ella, tiene que ser una carga impresionante de energía y calma.

Besotes.

Mandalas, Espacio Abierto dijo...

Hola, Ion

Se de lo que hablas. He vivido en dos áticos y a eso de las cuatro de la mañana, no era trino era diana.

San Sebastián es una ciudad muy cómoda para andar y pasear. En las aceras hay árboles, jardines y parques. Por lo menos en la zona en la que vivo yo. En el centro y en otros lugares bastante céntricos hay grandes zonas verdes. Todo ello sin contar con el mar y las tres playas.

Pues nada, ya te veo poniendo arbolitos en el balcón de casa, aunque sean bonsais ;).

Besotes.

Mandalas, Espacio Abierto dijo...

Hola, Carmen Rosa

Estoy de acuerdo contigo. Es cierto que San Sebastián dispone de espacios, paseos, parques, jardines y todos ellos están muy a mano. Luego está el mar y las tres playas.

Pero también hay gente que pasa al lado y no los ve.

Tienes mucha razón, es cuestión de actitud a percibir aunque sea estando al lado de una planta en la ventana de casa.

Besotes.

Mandalas, Espacio Abierto dijo...

Hola, Fiaris

Ha sido todo un placer hacerlo :D.

Besotes.

Mandalas, Espacio Abierto dijo...

Hola, Rayén

Me alegro que te haya gustado el paseo. :D.

Besotes.

Yaki Safer dijo...

Me ha encantado tu manera de narrar tu paseo es como si hubiera estado en es momento junto a ti. La verdad es que hoy en dia llevamos una vida con tantas prisas, stress y sin apenas tiempo que no nos paramos a disfrutar de las maravillas de la naturaleza, el simple trinar de un pajaro o el sonido de las olas al chocar contra las rocas... a mi de siempre me ha relajado mucho el mar, recuerdo que cuando vivia en Ceuta, iba muchisimo a los espigones a leer, la casa de mis padres esta en 2º linea de playa e iba muy a menudo, esa es una de las cosas que añoro desde que vivo aqui... pero bueno cada vez que puedo me gusta disfrutar del silencio de la noche asomada en el balcon y de la belleza de las estrellas y la luna pues me dan muchisima paz interior.

Un besito Maria Eugenia y que tengas un bonito martes!!

Anónimo dijo...

Me avisas con tiempo y hacemos un paseo para escuchar sonidos, me pilla lejos, pero merecería la pena...
En un momento me trasladaste al norte...hay silencios y sonidos que se juntan para hacernos la vida más agradable, solamente hay que dejarse llevar y escuchar...
Un beso!

Anónimo dijo...

Estos paseos tan tranquilos percibiendo cada detalle de la naturaleza, debe ser muy gratificante, pero por aca es muy dificil, mi Ciudad es una Ciudad bastante transitada.. quizá si saliera a caminar a las 5 de la mañana tal vez podría disfrutar de un paseo como el que mencionas..
pero..mmm.. a esa hora aún estoy en los brazos de morfeo..jajaa.

Besitos.

Jabo dijo...

Muchas gracias por ese relato de cómo vives un paseo en tu ciudad. Es un mensaje a personas que van caminando sin darse cuenta de lo que hay a su alrededor, al lado de ellas.
En esto nos parecemos, voy disfrutando a cada paso que doy en mis paseos.
Abrazo. Jabo

Mandalas, Espacio Abierto dijo...

Hola, Gema

El sonido del mar es tan cambiante. Tiene miles de tonos y matices. Me encanta poder mirar las estrellas por la noche y perderme en ellas. No estaría nada mal poder hacer las dos cosas a la vez.

Espero que pronto puedas volver a escuchar ese sonido tan especial para ti.

Besotes.

Mandalas, Espacio Abierto dijo...

Hola, Remei

Cuando quieras organizamos un paseo por esos paisajes que tan bellamente retratas o por los del norte.

Seguro que descubriremos sonidos o silencios nuevos.

Besotes.

Mandalas, Espacio Abierto dijo...

Hola, Diazul

Si ese paseo fuera para ver las estrellas, ver amanecer todavía podrías levantarte tan pronto. A esas horas, estar en brazos de Morfeo me parece genial.

Besotes.

Mandalas, Espacio Abierto dijo...

Hola, Jabo

Cuando voy a trabajar, normalmente lo hago andando, procuro disfrutar de mi entorno, aunque haya coches o ruido.

Es muy bonito darnos cuenta de que no estamos solos y estamos rodeados de tanta belleza, que da pena perdérsela.

Me alegro que te haya gustado mi paseo.

Besotes.

Mandalas, Espacio Abierto dijo...

Hola, Kasioles

Mil perdones, que casi me olvido de ti, y no quiero.

Muchísimas gracias por tus palabras. Para mi no tiene mérito, este tipo de paseos. Me gusta fijarme en lo que veo a mi paso, aunque a veces se me olvida porque estoy con la cabeza en otro sitio. Pero me gusta sentir cómo es la ciudad, y cómo respira. Se aprende mucho.

Eres un cielo :D.

Besotes.

AZAHARA dijo...

Jo, me han dado ganas de caminar contigo por ese bello San Sebastián... Aunque estos paseos, para saborearlos han de ser en soledad, o más bien con uno mismo, verdad?

Qué manera tan bonita de saborear la vida, ojalá hubiese más personas conscientes de lo que les rodea como tú. Es mágico.

Un abrazo grande, amiga!

Mandalas, Espacio Abierto dijo...

Hola, Azahara

Me parece que si, han de ser más en soledad. Hacerlo acompañada es una gozada pero tienen que ser en silencio o sino puede más la conversación que seguro es muy interesante.

Seguro que hay más personas como yo. Diría que casi todas lo somos, aunque se nos olvida lo que vemos, ajajajajaj.

Besotes.

P.D. La próxima vez vienes conmigo.

MEN dijo...

Cada ciudad tiene sus sonidos, a mi cuando mas me gusta la mia es muy temprano cuando la gente duerme y solo escuchas el sonido de tus propios pasos. Tambien me encanta el sonido que hay cuando ha nevado. Es como si el ruido desapareciera para dejar solamente protagonista a la nieve con un frio manto.
Me encanta el sonido del mar. Me gusta dejarme llevar por el. Un bessito

Mandalas, Espacio Abierto dijo...

Hola, Men

Tiene que ser bonito el sonido cuando ha nevado. Cuando lo hace aquí, sólo me fijo en que todo queda más sordo, que te hundes, resbalas y debes mirar con cuidado dónde pone el pié.

La ciudad cuando está vacia parece otra. Es verdad, tiene otros sonidos, como el eco de tus pisadas al andar.

Me gustan tus sonidos :D.

Besotes.

La Gata Coqueta dijo...

En las grandes ciudades se pierde el contacto con la naturaleza, el pabellón auditivo se distrae con el ruido de las maquinas convirtiéndolo en algo más materialista de lo habitual, por eso es muy bueno alejarse de los entornos nocivos para la mente y el espíritu y dejarse llevar por el silencio del interior.

Un abrazo para saludarte
y un beso para despedirte.

María del Carmen

Mandalas, Espacio Abierto dijo...

Hola, Gata

En las grandes ciudades como comentas, es posible que pase lo que dices. Espero que haya algún lugar en el que poder descansar y relajarse. Menuda tortura, no poder hacerlo.

Besotes.