A veces parece que la vida es una sucesión en cadena de hechos que siguen el patrón de la Ley de Murphy. En mi caso a lo largo de este año, se convierte en una gincana en la que los problemas de todo tipo, enfermedades, retrasos, paralizaciones, situaciones extremas han sido y son constantes, acostumbrándote a pensar que será lo próximo que va a llegar.
Al principio, reniegas de todo, te sientes víctima del acoso de la mala suerte, es imposible que todo te suceda a ti y además a la vez. Después te serenas e intentas pensar con calma y solucionar uno a uno todos los obstáculos. Haciendo malabarismos consigues lo que parecía inalcanzable. Asumes y aceptas tu situación y a partir de ahí, reunes todas tus fuerzas y energías en una sola dirección, mantener el equilibrio, vivir en la cuerda floja y sin red sin caerte, ni herirte. Indudablemente la situación que me rodea no ha cambiado, la gincana continua acechando, pero puedo mirarle a los ojos y decirle, no vas a poder conmigo.
En este proceso, encuentras apoyo en amistades, familia, en la gente que te quiere, pero lo que vives es único e intransferible. La vida te pone en el punto de mira y te reta. Acercarse al borde del precipicio asusta y da vértigo. Te obliga a mirar en tu interior, a rebuscar en lo más hondo, a enfrentarte a ti misma sin miramientos, cara a cara con tus miedos más atávicos. No sabes el porqué pero sigues sonriendo, estás animada, te ríes y cada día te sientes con más fuerza. Piensas que ya le has cogido el tranquillo, pero ... la gincana continua.
En este pulso con la vida, llega una nueva zancadilla. Crees que estás fuerte, pero notas que eres frágil, la mente empieza a ganar terreno con sus miedos. Escuchas una voz interior que te dice, "tú puedes, adelante, sigue". Te rebelas, tiras la toalla, el desgaste es enorme. La voz continua susurrándote, "ánimo". Pides ayuda, en mi caso, es, "s.o.s., s.o.s.". Poco tiempo después, cuando menos lo esperas, escuchas que llega la caballería. Te hacen saber que no estás sola, te envían refuerzos, recuperas las fuerzas mínimas para continuar adelante. Sigues sonriendo, animada. Das las gracias a los de arriba por estar ahí, a tu lado.
Una vez más, vuelve a ocurrir lo inesperado, nuevos retrasos en una situación crítica que afecta a la salud y a la economía. ¿Qué hacer? Volver a aplicar lo aprendido. Esta vez, entre otras cosas, escribir esta entrada en el blog.
Reconozco, que este año está siendo durísimo pero el aprendizaje que estoy llevando a cabo no tiene precio. Que la vida te ponga del revés, que camines en la oscuridad más absoluta y sigas adelante sin perder el ánimo, ni la esperanza te hace más fuerte. Conocer cuáles son mis límites o al menos parte de ellos, y también descubrir cuáles son mis dones, mis cualidades, es un lujo que estoy viviendo. Me siento una privilegiada por tener esta experiencia, estar al límite, no sobrevivir sino vivir con armonía y paz pese a todas las trabas es mi tesoro, es mi premio a todo el esfuerzo realizado.
Así que diré bendita ley de Murphy porque gracias a ella me he conocido más.
El cuadro se llama Verde y violeta. Es un acrílico sobre lienzo. Es reversible, me gusta pintar cuadros que puedan colocarse en todas las posiciones posibles.
2 comentarios:
Mi amiga, me has conmovido. Tu texto es extraordinariamente sincero y muy pero que muy bien expresado. Te mando muchos besos
Hola Hada guapa
Las palabras brotaron solas y desde el corazón. Intente ser lo más sincera que puede conmigo misma. Gracias por tus palabras y tus ánimos.
Muchos besotes también para tí.
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