miércoles, 30 de junio de 2010

Elsa Punset, un interesante descubrimiento


Ayer en el periódico Diario Vasco entrevistaban a la escritora y experta en inteligencia emocional Elsa Punset, ya que hoy imparte en San Sebastián, una conferencia dentro de los Cursos de Verano que organiza la Universidad del País Vasco.

No le conocía pero me pareció muy interesante lo que decía. Habla de las herramientas que tenemos todos y están a nuestro alcance, no son nuevas y si básicas, no dejan de sorprender por lo sencillas que son y haciéndolas conscientes las podemos aplicar con eficacia en nuestra vida.

En la entrevista habla de la relación existente entre la salud física, mental y emocional: "Si no aprendo a parar mi pensamiento o una emoción que me agrede, ataco mi salud física.".

Me ha gustado mucho el enfoque de ver la vida tal y como es, sin obviar la tristeza o las emociones más duras y difíciles, buscando el equilibrio con la alegría y las emociones más beneficiosas. Especialmente, si enseñamos a nuestros hijos desde pequeños a cómo afrontar y gestionar estas situaciones, convirtiendo vivencias aparentemente negativas o que pueden marcarnos en algo llevadero y no traumático.

Y por último, me ha encantado comprobar una vez más que aunque heredamos los patrones emocionales básicos de nuestros padres, se pueden cambiar, no hay nada fijo. Solamente están las ganas y trabajar en ello. Y la verdad, funciona.

Os dejo un enlace de la entrevista por si la queréis leer. Está en el Diario Vasco, la entrevista la hace Cristina Turrau.

He visto que ha publicado varios libros, tienen una pinta estupenda e intentaré fisgonear por ahí a ver si me hago con alguno de ellos. Sólo con leer el título invita a leerlos, "Inocencia Radical" y "Brújula para navegantes emocionales". Toca visitar una buena librería o en su defecto la franquicia francesa de nombre casi impronunciable. Parece una buena lectura para el verano o para cualquier día del año.


La foto la he sacado de la página web de Elsa Punset.

miércoles, 23 de junio de 2010

Noche de San Juan

Hoy es víspera de un día mágico, hoy es la Noche de San Juan. Noche de reunión de amigos, de saltos, de alegría, de fuego, de magia. Noche de deseos que esperamos se vean cumplidos, noche de verano, de nuevo ciclo....

Día especial que siempre me trae buenos recuerdos de cuando era pequeña. Fueron tres noches de San Juan que celebramos varias familias de amigos juntas, padres e hijos, nos reuníamos en un caserío a las afueras de San Sebastián. Allí nos juntábamos unas treinta personas, unos diez a quince niños de seis a doce años, y el resto adultos, padres y amigos, todos con ganas de pasarlo muy bien.

Lo primero era la visita obligada a ver los animales del caserío. Recuerdo a las vacas tumbadas, grandes, con unos ojos enormes que nos miraban mientras pasábamos entre ellas, rápido porque nos daban miedo. También nos llevaban a ver a los pollitos recién nacidos, unos eran de color amarillo y otros negros. Estaban debajo de una lámpara de calor, todos juntitos. Era toda una aventura, a cinco minutos de la ciudad, ver aquel mundo tan distinto.

San Juan era jugar al escondite después de cenar hasta que llegara la hora de encender la hoguera. También era el tumbarse en la hierba y mirar el cielo estrellado y sentirse una con él, hasta que de repente oías que te llamaban y salías corriendo a ver cómo el fuego devoraba la hoguera. Cuando la intensidad del fuego bajaba, algunos se animaban y saltaban entre las briznas que ardían y otras veces, separaban una parte y hacían una segunda hoguera más pequeñita, decían que era para nosotros, pero enseguida veías que los mayores se lanzaban a saltar entre las pequeñas llamas. Realmente no se quién se lo pasaba mejor, si los mayores o los más pequeños, aunque tengo una ligera idea al ver caras sonrientes saltando de aquí para allá intentando que no nos acercarámos demasiado al fuego y no nos quemáramos.

Pero también San Juan es presente, es actualidad y es hoy. Hasta hace poco en mi barrio había gente que hacía hogueras y podías acercarte a alguna y participar en ella. Ya ido han desaparecido. Leí ayer en el periódico que en un barrio cercano al mío, van a celebrar esta noche encendiendo una hoguera, haciendo una queimada y animando a la gente a que vaya disfrazada de bruja y que lleve una hoja de hiedra para pedir un deseo. Según decían había que escribir en la hoja un deseo, dormir con ella debajo de la almohada esta noche y mañana quemarla y enterrar las cenizas.

He estado pensando que también podemos tener nuestra propia hoguera en casa. Algo sencillo. No es tan espectacular, pero podemos saltar el fuego sin riesgos a hacernos daño o a quemarnos.

Posiblemente vuelva a realizar la misma meditación que hice el día del Solsticio de Verano y al terminar, cogeré la vela que use y será mi hoguera. La colocaré en un lugar seguro, en el suelo, y saltaré sobre ella. La vela es pequeñita, y en teoría, no debería haber ningún tipo de problema.

Quién sabe si, al saltar, con ese el fuego limpiando, purificando, regenerando, pida un deseo. Aún no sé cuál, ajajajajaa. No he hecho una lista, ni pienso hacerlo. Pediré lo que en ese momento sienta, me dejaré llevar y fluiré.

Aunque tal vez me de el punto, me disfrace de bruja y vaya a tomarme una queimada ........


La foto está sacada de internet y desconozco el autor.

viernes, 18 de junio de 2010

Solsticio de Verano y algo más

Estamos a las puertas del Solsticio de Verano en el hemisferio norte, así que rauda y veloz he decidido compartir con todos vosotros lo que haré este fin de semana para celebrar este día.

Este año no escribiré ningún deseo en una hoja, ni lo quemaré, ni lo guardaré debajo de la almohada. No. Este año, quiero hacer algo diferente, en la línea de "operación capa de cebollas".

He decidido que esta vez, seré yo el deseo, mi propio objeto de deseo. Me explico mejor. Este solsticio está asociado a la energía del fuego, a su poder de regenerador y purificador. Eso es lo que voy a trabajar, esos aspectos en mi.

No voy a hacer ningún ritual, será una pequeña meditación con una visualización. Iré detallando los pasos que voy a seguir.

  1. Encenderé una vela pequeña. Me apetece que tenga que ver con el color del fuego, así que será de color naranja, rojo, o si no blanca. En este caso la vela, representarán la luz y el fuego.
  2. Colocaré junto a la vela una rosa roja oscura. El color de esta flor me gusta mucho y para mi simboliza el amor en general.
  3. Me sentaré de manera cómoda y comenzaré a meditar. Haré una pequeña visualización que intentaré explicar de manera sencilla.


Visualización

Me conectaré con la energía de este día, toda la energía cósmica, solar y del fuego. Sentiré que bajan a mi en forma de ducha a través de los chakras superiores hasta llegar a los inferiores o raíces, es decir, justo encima de la coronilla de la cabeza hasta los pies.


Energía de la Luz

Esta energía irá llenando mi cuerpo físico de luz, de fuego cálido, de fuerza y vigor. Sentiré que mi cuerpo acoge esta fuerza envolvente y amorosa que se expande por todo él. Desearé que llene de luz todo mi ser, que ilumine todo mi Yo, desde lo más oscuro, los lugares más inaccesibles, lo que no deseo ver, mis miedos, mis dudas, haciendo que ilumine todas mis sombras volviendo luz, la oscuridad. Así, desde la luz, viéndome y sintiéndome luz, iluminará mis pasos, haciendo ver aquello que sea necesario para mi para trabajarlo, potenciarlo, etc.

Esta energía también es la del Fuego

El fuego elimina aquello que no sirve, lo purifica. Así que primero, sentiré que este fuego limpia y elimina aquellos aspectos caducos, aquello que sobra en mi. De esta manera deja espacio para lo nuevo.

Fuego que no quema, fuego que nutre, que calma, que da calor, que ama, regenera y purifica. Sentiré esta energía recorriendo todo mi Yo y sentiré como se expande al resto de los cuerpos sutiles. El fuego me aportará la fuerza vital necesaria para seguir adelante, para cuando esté cansanda tener ánimos para seguir adelante.

No pensaré, sólo sentiré cómo se mueve esta energía de luz y amor en mi. Respiraré y sentiré. Nada más.

Finalmente daré las gracias a la energía recibida.


Es posible que haya personas que no puedan visualizar pero pueden imaginar una luz de color dorado o blanco, que baja a través de su cabeza por todo su cuerpo hasta llegar a los pies, llenando de bienestar, de energía, de fuerza todo su Yo. También es válido.

Creo que todos somos canales de luz y amor. Este día es excelente para recordárnoslos y trabajar en ello.

Es posible que alguien durante la meditación pueda ver luces de colores, sentir frío o calor, cosquilleo, todo ello es debido a la energía. También es muy posible que no sintamos nada salvo lo que hemos visualizado. Es igualmente válido a todos los niveles.

Ya sólo me queda desearos un feliz Solsticio de Verano, que disfrutéis mucho del fin de semana y recordad que la Noche de San Juan está esperándonos a la vuelta de la esquina.


La foto de la imagen está sacada de internet y desconozco su autor.

miércoles, 16 de junio de 2010

Lo que se aprende en una caída tonta

!Hay que ver lo que da de si una caída tonta¡ Ayer había llovido, el suelo estaba resbaladizo, era de madera, el tacón de la bota derecha hizo un movimiento raro y de repente estaba en el suelo. Caí sobre la pierna derecha, nada grave. Como daños, un moratón enorme en la rodilla derecha que aún sigue hinchada, el pantalón y la bota manchadas de barrillo y suciedad de la calle.

Hasta aquí nada raro. Estas cosas pasan. Lo que más me sorprendió de este hecho no fue la caída en sí, sino que lo que me dijo una persona que estaba allí y presenció todo sin darme cuenta de ello.

Tras comprobar que estaba enterita, todos los huesos en su sitio, y levantarme para ponerme en pie, escuché a mi espalda una voz de hombre que decía, "¡menuda caída, qué trompazo!" . No tengo conciencia que fuera para tanto pero ya sabe, una no estaba para muchas cosas en ese momento.

Acto seguido, este hombre, comenzó a hablarme, "hace unos días en una calle del centro de la ciudad, dijo el nombre, se cayó una señora en un paso de peatones. También llovía y resbaló con la pintura del paso de peatones". Ya me había levantado y puesto en marcha. Le miré y seguí mi camino.

El hombre que era muy persistente continuó con lo que quería decir, "al caer la mujer, se dio un golpe muy fuerte en la columna y desde entonces está en silla de ruedas". Le volví a mirar, no sabía exactamente qué pensar. Alucinaba. Lo único que procesaba mi cabeza era, ¿qué me está contando este tipo? Intenté ir más rápida pero seguía con la historia de la pobre mujer. Para entonces, ya me había hecho una película. Calle céntrica, ambulancias, la gente alrededor mirando....

Me giré y le volví a mirar, entonces comprobé lo que había pasado desapercibido para mi, sonreía al contarlo. En ese momento, me di cuenta de nuevo de lo distintas que somos todas las personas.

En ningún momento se acercó para ver si estaba bien, ni tan siquiera me preguntó nada, sólo estaba allí para contar lo terrible que puede ser esta vida pero a la vez alegrándose por ello.

Lo siento, este tipo de personas no van conmigo. Soy todo lo opuesto. Me gusta ver lo positivo en todo y gente como este hombre lo único que consiguen de mí es que me plantee cómo pueden disfrutar y ser felices gracias a las desgracias ajenas. Respeto su manera de pensar, pero no la comparto. Recrearse en el mal ajeno, en las tristezas, penurias, enfermedades, angustias de los demás les produce bienestar, morbo y desde mi punto de vista, es una pérdida de energía centrarse sólo y únicamente en esos aspectos en la vida. Todas las cosas bellas, positivas, preciosas que se pierden por no ser capaces de verlas. Ellos eligen esa manera de vivir y les deseo lo mejor. Además sin sombra no seríamos capaces de ver la luz. Todo tiene dos lados, sólo se trata de ver en cuál nos sentimos más cómodos y felices, y trabajar con nosotros mismos para mejorar día a día.

Ahora siendo mala, estoy pensando que el pobre hombre se iría pensado a casa, que era muy rara, no me había quejado, no había entrado al trapo en la conversación y sobre todo, no le había contado lo mucho que me dolía la rodilla.


La foto de la imagen está sacada de internet y desconozco quién es su autor.

martes, 8 de junio de 2010

Operación Capas de Cebolla

Ya estamos prácticamente en verano y las campañas de operación bikini están a la orden día. Me parece fantástico, y me he dicho, además de cuidar de mi cuerpo ¿por qué no también hacer una campaña para quitarnos las capas de cebolla que nos sobran? Se trata de cuidarnos, de mejorar, pues hagámoslo en todos los sentidos posibles.

Dediquemos un momento a pensar en todos los lastres que llevamos adosados a nuestra espalda. Están los miedos, las inseguridades, las dudas, la culpa, la rabia, los celos, el victimismo, la angustia... No podemos darnos una crema y eliminarlos, no es tan fácil, pero para todo hay remedio.

Decidimos la manera en cómo queremos vivir la vida, aunque la mayoría de las veces no somos conscientes de ello y elegimos caminos complicados y difíciles, que nos brindan la oportunidad de aprender y crecer, y con ello, la de conocernos más y mejor. En este mismo instante, acabamos de abrir el tapón de la crema anticelulítica evolutiva personal. Ya estamos en la operación capas de cebolla.

El ser conscientes nos abre las puerta de la verdad. En nuestra mano está el traspasarla, el enfrentarnos a nuestro lado más oscuro. Asusta.

Cuando avanzamos, normalmente somos capaces de ver que el tener que luchar por nosotros cuesta pero se va haciendo cada día más llevadero hasta que lo hacemos de manera casi automática. Un día al volver la vista sobre nuestros pasos, nos sorprendemos de todo lo que hemos conseguido, de lo que hemos cambiado y mejorado. Hemos ganado en confianza, en autoestima, en valoración personal.... y eso sigue animándonos a continuar trabajando en la mejora interior, en conseguir el equilibrio y la paz personal. Ya nos hemos quitado unas cuantas capas de cebolla.

Hay muchos caminos para llegar a nosotros mismos, la meditación, la oración, una conversación con un especialista, un mensaje que recibimos, el yoga, un paseo por la playa o el monte... Empezaría por la escucha sincera de nuestro Yo. Dado este paso, que es básico, el resto es buscar y encontrar la ayuda para poderlo lograr.

Querer avanzar y mejorar, eliminar aquello que ya no sirve, pesa y lastra, forma parte de nuestro trabajo evolutivo y de crecimiento personal. Viajemos más ligeros de equipaje, nos dará nueva perspectiva ante la vida, cambiará nuestra visión y percepción haciéndola más amplia y siendo conscientes que tenemos las herramientas necesarias para salir adelante, que no estamos solos, y sobre todo, al eliminar muchas trabas hemos creado un nuevo espacio que llenaremos con la alegría, el amor, la paz, la seguridad, la calma.

Dentro de unos días se celebrarán el Solsticio de verano y la Noche de San Juan, días en que nos solemos comprometer con nuestros deseos. Mi lista de deseos para estas noches van en la dirección de "operación capas de cebolla". Aprovecharé la energía del fuego purificador para que me ayude a tener la fuerza necesaria para seguir eliminando capas innecesarias de mi vida, que siempre viene bien. Hay que hacer todo lo posible por estar bien por fuera y por dentro. Al menos, intentarlo.


La foto de la imagen, está sacada de la red y desconozco quién es su autor.

miércoles, 2 de junio de 2010

La Miastenia, acompañante y maestra


Hoy 2 de junio se celebra el Día Nacional contra la Miastenia. ¿Qué es la Miastenia? En muy pocas palabras, es una enfermedad de las llamadas raras. Es neuromuscular, autoinmune y se caracteriza por la fatiga y debilidad de los músculos voluntarios que dejan de funcionar correctamente afectando con ello a distintos órganos del cuerpo.

Después de año y medio de pruebas, hace tres meses me diagnosticaron Miastenia Gravis Seronegativa, es decir, no tengo ningún órgano dañado, lo que es maravilloso y a la vez resulta más difícil a la hora de dar con el tratamiento adecuado.
Voy a contaros cómo he vivido y vivo con la miastenia. Hace unos dieciocho meses me sentía agotada físicamente. No me daba tiempo a recuperarme, aunque me pasara el tiempo durmiendo. En ese momento tenía bastante trabajo, daba cursos, consultas... y los médicos pensaron que se trataba de stress. Poco a poco, la situación fue empeorando. Me quedaba afónica, me costaba un esfuerzo muy grande levantar los brazos, masticar, me dormía en todos los lados, inclusive cuando iba andando por la calle... Algo que anteriormente no me había pasado nunca, salvo la afonía.

Me vieron varios neurólogos, me hicieron varias pruebas. Tenían dudas si era fatiga crónica o miastenia, aunque todo apuntaba a ésta última. Las analíticas salían positivas y no se podía hacer nada, pero mi empeoramiento fue cada vez mayor y finalmente se pudo realizar el diagnóstico.

En mi caso, me afecta a nivel de brazos, cuello y cabeza. La debilidad y la fatiga se nota, sobre todo en la voz. Cuando estoy muy cansada los músculos del cuello no tienen la fuerza suficiente para sujetar la laringe, mi voz parece afónica y poco a poco me voy quedando sin voz. También me cuesta masticar y me cuesta coger objetos tan tontos como una lata de refresco. Tardas más en hacer las cosas, lo que antes hacías en 5 minutos ahora tardas como poco el triple o más. Tampoco tienes fuerzas para caminar a tu paso normal, pero andas y caminas....

Normalmente estás más descansada por la mañana y según va pasando el día te vas apagando como una vela. Tampoco todos los días son iguales y esto es un aliciente, siempre es una sorpresa, puedes tener un día sin apenas fatiga, momentos en que te duermes de pie, días en que alternas el cansancio con el resurgimiento y puedes hacer cosas y de nuevo caes fatigada... Es divertido.
Ahora viene lo mejor de todo ello. Todo lo que he aprendido y estoy aprendiendo gracias a ella. En primer lugar debo decir, que he vivido desde el principio esta situación como algo que está conmigo, que no me limita, es parte de mi, como el color de mis ojos.

Quizá el propio cansancio haya hecho que no pueda preocuparme mucho. No lo sé, pero lo que si se es que me ha hecho vivir el presente, el día a día. No hago planes a corto plazo. Se que voy a hacer hoy, pero no se que haré pasado mañana, se me antoja lejísimos. Al principio esto resultaba complicado para mantener mi vida social activa, pero tengo la inmensa suerte de que mi familia y amistades lo han entendido. Estoy disponible según el momento y el día, si estoy bien, la primera en salir, tomarme un café o una cervecita, dar una vuelta, es decir, aprovecho todos y cada uno de los momentos que tengo buenos.

En segundo lugar, he aprendido cuales son mis límites, mis capacidades. Sabía que tenía paciencia, lo que desconocía era que era capaz de sentirme feliz, contenta y equilibrada dentro de una situación que en algunos momentos puede llegar a ser límite. Una de las cosas más importantes que he aprendido es a valorarme, a centrarme más en mi misma. En hacer una lista de prioridades en mi vida. Y de todas ellas, ir a la más básica, a la principal. Si no estoy bien conmigo misma, da igual el resto, si no estoy centrada, no tendré fuerza ni energía, luego no podré con nada, ni enfermedad, ni trabajo, ni vida social, ni nada. Claro que he pasado por días en que dices, "no puedo más" y tiras la toalla pero enseguida le das la vuelta y dices, "tú puedes". Y realmente puedes. En vez de incapacitarme físicamente, me he adaptado de manera natural a la situación.

No ha habido rabia, ni ira, ni frustración. Es lo que toca vivir y se vive como la cosa más normal del mundo. De esto modo, toda la fuerza y la energía la enfocas en lo positivo. ¿Para qué malgastar lo poco o mucho que tienes en algo que no merece la pena? A vivir y a disfrutar todo lo que se pueda, eso si que importa.

Esta enfermedad es mi gran maestra. Ha sacado lo mejor de mi. Me ha obligado a enfrentarme a mi misma, a mis miedos y a nuevos retos, pero todo desde la tranquilidad, la calma y el equilibrio. Esa ha sido y sigue siendo mi gran base, la paz. Si me desequilibro, malo.

En mi caso como algo divertido contaros que al tenerlo desde siempre, ahora me ha permitido entender el porqué soy una negada para hacer deporte, comprender porque necesito muchas horas de sueño para recuperarme...

No me siento enferma, ni víctima de ello, soy quien soy, ya que la miastenia está conmigo desde que nací, es una parte de mi que está totalmente integrada y asumida. No ha supuesto un shock, sólo ha habido que adaptarse. Reconozco que ha sido fácil hacerlo, algo natural, ha salido sin pensar, no he tenido que hacer nada especial, seguir siendo yo misma y quererme mucho.

La miastenia no me limita, al revés, me ayuda a seguir superándome, a seguir conociéndome y a seguir aprendiendo día a día. Además, la vida tiene muchas más cosas que la salud, ésta es sólo una pequeña parte de ella y por suerte, continua ofreciéndonos sus oportunidades diarias en todos sus aspectos y desde luego, no pienso renunciar a ellas, no lo he hecho antes, menos ahora. Además puedo seguir en mi camino, hacer lo que más me gusta, que es mi trabajo de canalización, de tarot, de guía. Eso si que es tener suerte.

Otras personas afectadas con la misma enfermedad tienen otros síntomas y les afectan a otros órganos. Cada uno lo vivimos de manera distinta. Desde aquí quiero animarles a que disfruten cada momento todo lo que puedan y estoy convencida que saldremos adelante y tener calidad de vida suficientemente buena para seguir dando mucha guerra.


La foto de la imagen y parte de la información sobre la enfermedad está sacada de la Asociación Miastenia de España, AMES

Esta entrada la he escrito escuchando el disco de George Michael, "Songs from the Last Century". Música suave y relajante, que sonaba en las sesiones de logoterapia a las que fui por el problema de la afonía antes de saber que era miastenia.