martes, 29 de marzo de 2011

Hasta dentro de unos días

Me despido temporalmente de todos vosotros, hasta que la compañía de teléfonos instale mi línea en el nuevo lugar en el que voy a estar. Espero que sean muy pocos días, sabiendo que llevan una semana de retraso ;). Sed buenos, disfrutad todo lo que podías y sed muy felices.

Hasta la vuelta.


La imagen está sacada de internet.

sábado, 26 de marzo de 2011

Mensajes, vida más allá de la muerte

Si os apetece seguir leyendo más sobre la mediumnidad y la comunicación con los seres queridos ya fallecidos, os invito a que conozcáis, otro blog mío, en el que hablo de estos temas. Se llama, Comunicación entre dos mundos, vida y muerte

La muerte no deja de ser nuestra compañera de viaje, por mucho que queramos mirar a otro lado, permanece junto a nosotros. Es una maestra. Si aprendemos lo que significa este paso tan importante y del que no podemos huir, tal vez seamos más conscientes y podamos vivir la vida con otra actitud. ¿Por qué no, con una sonrisa?.

Por mi trabajo y mi don, convivo con ella desde el otro lado. Desde la visión que me muestran los que ya han partido. Es curioso descubrir cómo somos y nos comportamos una vez estamos en el otro plano. Voy a contar tres caso recientes que he vivido en consulta.

Un familiar de un consultante, había fallecido repentinamente. Estaban muy unidos y no habían podido despedirse. La persona que estaba conmigo, le llamaremos Pedro, tenía una pena muy grande por no haber podido hacer más ante su muerte. Le quedaba una espinita clavada en el corazón. Su hermano, le dio varios mensajes; entre ellos, uno en el que le decía que no se sintiera mal porque actuó de la mejor manera posible y el resultado sería el mismo si hubieran obrado de otra manera. Pedro reconocía a su hermano por la manera de expresarse, por cómo se dirigía a él, y dejó de sentirse culpable consiguiendo sentir paz y tranquilidad.

En otro mensaje, su hermano, le pedía perdón por haberse marchado sin despedirse. Sabía que Pedro se sentía intranquilo por ello. Pudieron comunicarse y solucionar aquello que les dolía a los dos. Fue un momento muy emotivo, muy sentido.

Una persona, le llamaré Juan, había sufrido malos tratos y vejaciones por parte de su padre. Sentía impotencia, rabia y sobre todo, quería saber el motivo del porqué de tanta humillación. Contactamos con su padre, al principio sentía vergüenza, se sentía muy mal por este comportamiento. Comentó que desde que había pasado al otro lado, había sido consciente de todo el dolor que había provocado, con su actitud violenta y humillantento. Había tenido tiempo para revisar cómo había sido su vida y se presentaba ante su hijo con respeto, humildad y sobre todo, arrepentimiento. Fue curioso, porque Juan esperaba que a un padre violento y se encontró con un ser accesible y amable, que finalmente, respondió a sus preguntas. Y por los datos que aportó, no cabía duda que era su padre.

Juan había venido buscando una explicación concreta y se fue con muchas. Algunas de ellas le pillaron desprevenido, pero por otra parte, le ayudaron a sentirse mejor con él mismo. Quién sabe si también pudo ser el comienzo del una nueva vida, de un nuevo enfoque personal.

Catalina, había sido una mujer muy posesiva, controladora y manipuladora a lo largo de su vida. Durante mucho tiempo, estuvo muy enferma, y por los dolores que tenía fue sedada y permaneció en esta situación muchos meses hasta que al final, decidió marcharse. 

Al poco tiempo de fallecer, una nieta suya estaba en consulta con conmigo, cuando apareció Catalina. Al principio, ésta permanecía mirando y observando, no decía nada pero permanecía en actitud de controlar lo que se comentaba. Se lo comenté a su nieta. Me dijo que era así, que siempre estaba escuchando las conversaciones de los demás. Le gustaba tener la última palabra, ser el centro de atención, actitud que seguía manteniendo en el otro plano. Quizá llevaba poco tiempo y todavía no había tenido oportunidad de revisar su vida o tal vez, la personalidad no cambia tanto.

Creo que hay algo que si podemos hacer, es prepararnos para cuando llegue nuestro momento aunque desconozcamos cuándo va a producirse. Está en nuestras manos el aceptar que este hecho es inevitable y tal vez, podamos vivir sin miedo ante su sola mención. Pero eso, será un tema a debatir en otra entrada ;).


La foto de la imagen es de un mandala mío que se llama, Transición.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Estoy de mudanza

Llevo unos días locos. Es lo que tiene el mudarse de casa.

Primero está la cuestión de logística. Averiguar qué es lo primero que voy a empaquetar, qué quiero reciclar, qué voy a usar, qué es lo más básico, etc. En esta ocasión, el tema del espacio es vital. Voy a un lugar chiquitín, a una habitación con historia personal.

Primero, me deshice de aquello que no iba a necesitar. El reciclaje en estos casos, viene de maravilla, ropa, muebles, distintos objetos...

Después, vuelta a mirar de nuevo la casa. Me pregunto, ¿y ahora qué, con qué me quedo? Así que cojo fuerzas, y vuelvo a la carga. Se van amontonando las cajas de cartón en la cocina, en el pasillo. Cajas abiertas, en espera de la cinta americana que las cierre. Al final, se trasladan a un lugar donde quedarán almacenadas hasta que llegue el momento de ser recuperadas.

Aunque en teoría debería haber más espacio y notar que he vaciado cosas, todo parece ser igual que antes. No doy crédito. Tanto trabajo y apenas se nota. Hay que seleccionar de nuevo.

Me encantan las plantas, y tengo que decidir cuál quedarme o regalar. Me han acompañado durante un gran tiempo y nos hemos hecho compañía mutua. Somos viejas conocidas. Finalmente, decido quedarme con cuatro y el resto regalarlas.

Nuevas cajas numeradas y cerradas llenas de zapatos, libros, apuntes, cartas, fotos, discos, campan por la casa. Toca el día de empezar a llevarlas al nuevo hogar. Poco a poco, las traslado. La casa empieza a mostrar un lado más frío, se nota el vacío dejado.

Mientras tanto, entre viaje y viaje de traslado, toca ir haciendo limpieza general, cortinas, tapicería, muebles... Me doy cuenta que utilizo las dos manos mientras limpio. Con una enjabono, y con la otra lo seco. Me asombro al ver que de una manera totalmente inconsciente uso las dos manos y además bien. Me digo, es curioso.

Todavía quedan muchas cosas por llevar, alguna que otra por empaquetar, reciclar. Dudas de si al final, me quedaré con eso o aquello. Y el tiempo avanza. Aparentemente estás en dos sitios a la vez, y al llegar a la que aún es mi casa, encuentro descanso, sueño y dolor en todos los músculos del cuerpo.

Van quedando ya menos días para el día D, no hay programada hora H. Miro las paredes y pienso que han pasado cinco años muy rápidos, no hay nostalgía, hay que mirar hacia delante. Quedan recuerdos, pero otros nuevos me están esperando. Es un aliciente, un reto.

Me siento en el sofá a descansar un rato y enseguida mi mente encuentra un paralelismo entre esta mudanza y mi vida. Limpias a fondo la cabeza de pensamientos, de actitudes; pronto la amueblaré de nuevas visiones o tal vez, sean las mismas pero desde otra perspectiva. El reciclar objetos, lo aplico a mi. Me escucho diciéndome, recicla aquello que ya no te sirva. No lleves contigo lo inútil, ve abierta a encontrar nuevas metas, nuevas sorpresas, nuevos recuerdos. Para ello hace falta tener sitio, hazlo. Tú puedes, que no te de pereza. Además es primavera, comienzas un nuevo ciclo, en un momento de energía vital y nueva. Y mientras limpiaba los muebles de la cocina estaba cantando contenta. Ya quedan menos días para el día D, ni aún no hay hora H.


La imagen de la foto es de un mandala mío que se llama Cuadraditos.

viernes, 18 de marzo de 2011

¿Estamos viviendo el fin del mundo?

Llevo unos días fijándome en qué mensaje se está enviando al mundo desde todas las esferas públicas. Me explico, tras el terremoto, tsumani y sus terribles consecuencias, las noticias que llegan son apocalípticas, mileniaristas. Desde luego, la situación no es fácil, existe un gran peligro nuclear, que espero y deseo que quede controlado en breve.

Por otra parte, está la situación tan delicada que está viviendo el norte de África; países que despiertan y luchan por sus derechos tras años de dominación y dictadura. Además ha tenido un efecto dominó; se subleva uno y el resto, toma la iniciativa. Ahora se complica la situación, al tomarse la decisión la de intervención internacional en Libia.

La situación es de aparente caos. Todo influye en la economía, en los recursos alimenticios, en la política. El mundo actual está globalizado y lo que pasa a miles de kilómetros de distancia, se siente igual que si hubiera ocurrido a cinco metros.

Aparentemente todo parece descontrolado, sin rumbo. Al escuchar un telediario o leer el periódico los titulares son: Vamos hacia el desastre, el fin del mundo está ya aquí, no hay que esperar a 2.012, es el apocalipsis.

Me niego a entrar en ese juego. Me niego a vivir en una angustia permanente de miedo y terror ante algo que no va a ocurrir y en el caso de que se produjera, no podría evitarlo. La conclusión a la que llego una vez más, es la siguiente. Pienso vivir la vida tal y como se presenta. Disfrutándola al máximo, saboreándola con alegría, porque eso, sí está en mis manos. Ya de por si, la vida es dura y nos pone a prueba más veces de las que nos gustaría, como para sucumbir ante mensajes catasfrofistas.

De una situación crítica, caótica, puede salir el equilibrio. Me imagino una habitación toda llena de libros, papeles, juguetes y demás objetos tirados por el suelo. Todo está cubierto por el desorden. Apenas se ve el suelo; pero si vas ordenando, poco a poco comienza a verse la claridad. Así me imagino el mundo. Lleno de suciedad, de basura, de sistemas no válidos; pero también lleno de amor, de fuerza, de ganas de mejorar y de equilibrio. La luz siempre vence a la oscuridad. Y por ello, por la luz que todos somos y llevamos dentro de nosotros, por la luz de la tierra, quiero vivir la vida con una sonrisa y con esperanza.


La foto de la imagen es de un mandala mío, que una vez más, tampoco tiene nombre.

viernes, 11 de marzo de 2011

Equinoccio de primavera

Se me ha pasado esta semana volando, y para cuando me he dado cuenta es de nuevo fin de semana. Se me ha ocurrido mirar el calendario y ¡sorpresa! la primavera está tocando a la puerta.

Este año el equinoccio de primavera es el día 20, casi rozando la madrugada. He estado pensado en cómo celebrarlo, cómo quiero vivirlo y qué significado quiero darle.

En mi caso, casi coincide con mi mudanza, así que representa cambios, que a su vez por la implicación que tiene, es una oportunidad que me da la vida para aprender del pasado. El resultado de ello es aprendizaje, oportunidad de crecer y avanzar, afrontar situaciones ya vividas de otra manera.


Asociamos la primavera con el despertar, con el nacimiento y la renovación; después del largo invierno, nos topamos con la vida en plena efervescencia. Donde antes había letargo, lentitud, reflexión; ahora hay, color, alegría, vitalidad, luz. Por qué no aplicar esto mismo a la vida. Y en mi situación, casi se establece un paralelismo; al menos, me gusta verlo así.


Visualización de primavera

He pensado que si hace buen tiempo el domingo, cosa que en principio parece probable, iré a un lugar que sea de mi agrado; me sentaré, cerraré los ojos y respiraré larga y profundamente.

Visualizaré los cambios de ciclo que voy a vivir, sintiendo que soy feliz, llenándome de la energía de la primavera. Abriré los ojos y me uniré a la fuerza que desprende la nueva vida, a los colores de las flores, a los aromas que me rodean; y finalmente, sentiré la renovación, el despertar a todo lo nuevo que se presenta ante mí. Me despediré dando las gracias por esta oportunidad.

Si os apetece podéis hacer vuestra propia visualización. Ante un nuevo ciclo tan vital como este, creo que viene bien sentir su energía en nosotros.


La foto es un mandala mío, no tiene nombre. Me recuerda la explosión de la energía y la fuerza de la primavera.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Urgull, espacio verde en la ciudad

Luzysolyluna lanzó en su blog Mi baúl de los recuerdos, la idea de hacer algo por la tierra, ya que se acerca su día, el 22 de abril. Esta es mi pequeña aportación, aunque con unos días de retraso.

Me gusta subir a Urgull. Es una atalaya perfecta para ver la ciudad.
Antigua isla, se convirtió en istmo y al hacerlo, con el paso del tiempo, milenios y siglos, forma parte de la historia de la ciudad. En parte de sus laderas se asentó la incipiente población; en otra, a sus pies, se construyó un convento que ahora es un museo.

Varios son los caminos de subida y según el que elijas, descubres las viejas murallas que forman parte de la fortaleza en que se transformó Urgull. Entiendes porqué eligieron este lugar tan especial para escudriñar cada rincón de la bahía, del horizonte, del mar abierto.

Abierto al mar, imaginas a los centilenas que avisaban cuando aparecía una ballena; graderío perfecto para ver las olas saltar en días de temporal cuando se cierra la costa, disfrutar de las regatas de traineras de septiembre, o cualquier otra actividad que se haga en el mar.


Es una suerte tener este monte en medio de la ciudad. Mi padre recuerda con subía a jugar allí con los demás niños; jugaban a las guerras entre los cañones, a viejos soldados entre las garitas de piedra. Cuando sube ahora, mira nostálgico la ladera y dice que han desaparecido los atajos, los recovecos por los que jugaban.

En la parte superior está el Castillo de la Mota. Sobre él una pequeña ermita, y de su techo penden pequeños barcos, exvotos traídos por marineros y tras una pequeña puerta, se accede a una de las mejores vistas de la bahía y de los alrededores de San Sebastián. Si levantas la cabeza te arropa la figura del Sagrado Corazón, a modo de Cristo Redentor de Río de Janeiro. Y de nuevo, el azul del mar, del cielo; el verde de los montes, de los árboles, de la hierba; las diferentes tonalidades de gris en los días de lluvia o niebla.

Uno de mis lugares favoritos es el Cementerio de los Ingleses. Begoña en su blog, Andrabaltza, ha dejado una poesía preciosa y ha puesto la foto de la tumba del poeta William que está en este cementerio. Si entráis en su blog, podréis haceros una idea de cómo es esta zona.

Están enterrados los soldados ingleses que murieron en la batalla que se libró en 1.813. Un espacio verde, azul, tranquilo, en calma. Puedes sentarte y ver al frente el mar azul, mientras a tu espalda están las lápidas de los soldados. De pequeños solíamos jugar entre ellas, leyendo nombres raros de pronunciar.


Urgull, para mi es más que un monte; es uno de mis lugares preferidos. Puedes andar y disfrutar de la naturaleza, ya sea la tierra, el mar o mirar al cielo. Un lugar mágico lleno de historia y de pequeñas historias de quienes lo visitamos o hemos pasado por allí. Un pulmón de oxígeno, un espacio de calma, de juegos, de risas, de meditación, en pleno centro de la ciudad y lo mejor de todo, es que no es el espacio verde que hay.


Las fotos son mías. La primera, desde una parte de Urgull, subiendo por el Paseo Nuevo hacia la Batería de las Damas. La segunda, está hecha en diciembre, y es una vista de Urgull desde el paseo de la playa de La Concha.