Hace unos días recibí un correo de Aida, una lectora de este blog, en el que me pedía información "para saber cómo los mandalas pueden canalizar nuestra energía, como pueden ser un instrumento para la meditación activa". Un mandala puede hacer que revivamos emociones olvidadas desde hace mucho tiempo, activando de nuevo capacidades y habilidades que creíamos perdidas. Son herramientas de trabajo porque revitalizan aquello que había quedado dormido, brindándonos medios para solucionar problemas.
Podemos activar la energía a través de los mandalas de distintas maneras, desde el mismo momento en que creamos uno, meditando con ellos, usándolos para trabajar los chakras...
Aida, habla de la meditación activa, así que vamos a ello.
Cómo meditar con los mandalas
Existen muchas formas de meditar, cada cuál debe elegir la que mejor le vaya. Os propongo una muy simple y igualmente efectiva.
1. Elegimos el mandala con el que vamos a meditar. Nos atraerá por su color, forma, por haberlo hecho nosotros....
2. Escogemos un lugar en el que vamos a estar tranquilos, sin ruidos, ni molestias. Es opcional poner una música relajante, encender incienso, siempre y cuando no moleste. A veces ayuda, otras en cambio hace que nos distraigamos.
3. Nos sentamos cómodamente y ponemos el mandala a la altura de los ojos que anteriormente lo habremos colocado en la pared, sobre un atril...
Bien, ya estamos sentados, cómodos, la música suena bajito y estamos frente al mandala y ahora qué.
4. Mirando al mandala decimos: "Deseo conectar contigo y que me ayudes a canalizar mi energía, encontrando mi equilibrio y armonía".
5. Dejamos la mente en blanco, no pensamos, fluimos, nos dejamos llevar siendo uno con el mandala. Tal vez, veamos que los colores o las formas del mandala se mueven, cambian, brillan, envuelven. Seguiremos sin pensar, sólo observaremos.
6. Lo ideal sería meditar unos quince minutos diarios, aunque más vale calidad que cantidad. Con la práctica, estaréis más tiempo.
7. Al terminar la meditación, es cuando pensaréis sobre todo lo que habéis observado o sentido, en el caso que haya habido alguna percepción. Algunas reacciones pueden ser curiosas, desde llorar, reír, sentir calor, frío, hormigueo, ver colores.
8. En este momento, suelo dar las gracias a la energía y doy por finalizada la meditación.
Ya está activaba la energía.
No debemos olvidar que un mandala es parte del equilibrio del Universo, lo representa y lo posee en su interior. Meditar con ellos es conectar con la Energía y sentir que formamos parte de ella.