sábado, 27 de noviembre de 2010

Las Runas, adivinación y trabajo interior

Hace ya algún tiempo quería hablar de las Runas y de todo el trabajo que podemos realizar con ellas.

Las Runas son los símbolos, letras, que componen el alfabeto que solían utilizar los antiguos pueblos nórdicos y más tarde germánicos. En esta lengua, se escribieron los Eddas, las sagas, se transmitió su cultura. También se empleó como medio de adivinación, en la preparación de rituales, para fabricar talismanes, etc.

Como instrumento de adivinación se componen de 24 o 25 signos si incluimos, una runa relativamente nueva en su uso, la de Odín o blanca. La mayoría de las veces, las encontraremos escritas en piedras, pero también se utilizan en cartas como las de tarot.

Llevo utilizando las runas desde hace más de trece años, sobre todo, como trabajo interior. Es fácil conectar con ellas a todos los niveles, es una maravilla. Son directas, rápidas, dan mucha información.

Si las comparamos con el Tarot en cuanto adivinación, hay una gran diferencia. El Tarot es más flexible, puedas avanzar más con él, buscar soluciones por otros caminos, permite situarte en distintas situaciones, es más abierto. Con las runas no. La información que dan es la que es, la tomas o la dejas.
Quizá como técnica es más sencilla que el Tarot. Son menos símbolos, más concretos y sin tantas puertas abiertas. La información que transmiten es sencilla y directa.

Como trabajo personal, me parecen una maravilla. Cuando comencé a trabajar con ellas, lo hice de manera intuitiva. Sin pararme mucho a investigar su procedencia, y toda la información que acumulan, tanto a nivel mitológico como cultural. Me resultó algo complicada su visión cosmológica y del universo, o de los multiversos, tan distinta de la nuestra. A pesar de ello, la conexión se establece, de la misma manera que con el Tarot.

Durante muchos años, cada noche, cogía una runa y trabajaba con ella. Me dejaba llevar y fluir. Más tarde, encontré un libro maravilloso, Futhark, manual de magia Runa, de Edred Thorsson. Es una guía básica del mundo de las runas. En él se habla de la mitología, de los símbolos, de su procedencia y relación, de la literatura, e inclusive de la realización de talismanes. Junto a la descripción de cada runa, aparece una especie de mantras o ejercicios que podemos realizar con ellas.

El aspecto que más he trabajado es el de la conexión con cada runa, su significado y cómo aplicarlo a mi, como camino de crecimiento y evolución personal. En mi caso, debo decir, que mueven una energía muy potente y llegando a mostrar su información de manera inmediata, abriendo canales, conectando con el yo más dormido, que me permitieron y continúan en ello, avanzar más en mi camino intuitivo y espiritual.


Se puede utilizar a la vez el Tarot y las runas. Conozco a una persona que las usa en consulta. Realiza la misma pregunta a las cartas del Tarot y a las runas, componiendo la respuesta, una tirada con ambos elementos.

Para trabajar en consulta, prefiero el Tarot, porque da una visión más completa, más abierta, más flexible; en definitiva, más rica que las runas. Me pasa lo mismo con todos los oráculos, necesito más información de la que dan. Cada uno que experimente, trabaje y decida qué prefiere usar.

Cuando uso las runas para contestar a alguna pregunta, suelo hacer tiradas bastante sencillas. Saco tres runas y las coloco en fila. La primera sería el pasado, la segunda el presente y la tercera el futuro.

Si a alguien la apetece trabajar con ellas, le animaría a que lo hiciera, que no tenga miedo por ser un medio distinto al nuestro. Obtendrá muchas satisfacciones. Y un consejo, si es para trabajar para uno mismo, las piedras están muy bien, pero si es como método adivinatorio, utilizaría las runas en cartas; la razón, es evidente, el peso. Son más ligeras. Las piedras pesan bastantes.


La foto de la imagen es de la runa Uruz en carta que he escaneado de The Rune Oracle. En la parte superior de la carta, está el símbolo de Uruz, en medio su representación y abajo, su nombre.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Cómo elegir una baraja de Tarot

Carmen, ha dejado unas preguntas interesantes en el correo del blog. Comentaba que quería comprar una baraja de tarot, había visto varias pero no sabía cuál elegir. También, preguntaba qué debía hacer una vez comprada una baraja, cómo comenzar a usarlo. Carta de la izquierda, II La Sacerdotisa de Crowley.

¿Qué baraja comprar? Aquella que nos llame la atención, la que al mirarla nos diga algo aunque no sepamos qué es. Esa que después de observar varias, nuestros ojos se dirigen de nuevo a ella.

Cuando doy cursos de Tarot, suelo utilizar las cartas de Rider-Waite. Me parecen bastante sencillas en cuanto al dibujo. Son claras, directas. Recuerdo que en el último curso que di, todos teníamos diferentes barajas. Fue divertido porque aunque el significado es el mismo en todas ellas, se pueden ver pequeños matices que diferencian unas de otras y para aprender fue fantástico. Carta de la derecha, II la Papisa de Rider-Waite.

Una vez que tenemos la baraja que hemos elegido, se pueden hacer varias cosas. Empezaría por lo principal, si es la primera vez que tenemos esa baraja, tocarla mucho. Tomar cada carta en las manos, observando cómo es, los detalles, el color, las imágenes. Según que carta sea notaremos diferentes cosas, más o menos atracción, más comodidad, etc. Si hemos comprado una baraja que ya conocemos, haremos lo mismo.

Es conveniente coger las cartas de una en una, porque de esta manera le daremos nuestra energía. Establecemos el contacto con la que va a ser nuestra herramienta de trabajo.

Una vez que ya hemos visto todas, las suelo separar en dos grupos, los Arcanos mayores, 22 cartas, y los menores, 56. Suelo detenerme con más detalle en los mayores. Cojo las 22 cartas y hago preguntas como por ejemplo: ¿qué carta me representa?, ¿cómo me veis?, ¿cómo os sentís conmigo?, ¿cómo va a ser nuestra relación?, etc. De esta manera, ya hemos empezado a trabajar con ellas. La comunicación ya ha sido establecida. Carta de la izquierda, II la Suma Sacerdotisa de New Palladini.

Si no conocéis el significado de las cartas, también podéis hacer preguntas. Lo importante es que comenzamos a sentir que tienen vida, que hablan, aunque no entendamos aún lo que nos quieren decir.

Después de trabajar con ellas, barajándolas, tocándolas; y queramos guardarlas, podemos hacerlo dejándolas en la caja en la que venían. Otra opción, es guardarlas en una bolsita. Lo que os resulte más cómodo. Normalmente suelo utilizar bolsas de tela de distintos colores. Carta de la derecha, II la Suma Sacerdotisa o Papisa de Gipsy Tarot Tsigane.

Algo que suelo hacer al finalizar una consulta o tras tocarlas, es agradecer su comunicación y la información que han dado.

Estos pasos serían básicos pero cada uno debe hacer lo que sienta. Con el tarot hay que fluir, dejarse llevar por la intuición, escuchar lo que os dice y acertaréis. Carta de la izquierda, II la Suma Sacerdotisa de Golden Dawn.


He escaneado un mismo arcano mayor, II la Papisa, pero cada una de ellas pertenece a distintas barajas. Tienen el mismo significado pero están representadas de manera distinta. Algunas están bastante gastadas y han perdido algo de color, pero es lo que tiene trabajar con ellas.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

El mundo de los sueños

Me encanta soñar. Cuando me acuesto, nunca se qué voy a soñar. Me dejo llevar y casi siempre vivo unas experiencias maravillosas.

Aconsejan que al despertarnos apuntemos en un cuaderno lo que soñamos. De esta manera, iremos viendo si se cumplen, qué símbolos se repiten y su significado. Varias veces lo he intentado. He cogido un cuaderno grande y he comenzado a apuntar todo lo que recordaba. Al final, he acabado por no hacerlo. ¿Falta de disciplina? No, falta de tiempo. Normalmente suelo recordar tres, cuatro o cinco sueños que he tenido y con bastante detalle. Colores, personas, casas, caminos, conversaciones.....

Lo dejé después de pasarme más de dos horas escribiendo lo que recordaba. Alguna vez me he arrepentido de no hacerlo. No he podido comprobar detalles, o la fecha en que lo soñé y se cumplió.


Me dado cuenta que se puede averiguar qué significado tienen cierto sueños repetitivos. Se trata de observar y analizar, y ser lo más objetivos posible con nosotros mismos.

Durante cierto tiempo se repetían determinados sueños varias noches seguidas. Soñaba que tenía exámenes de matemáticas. Unas veces me faltaban los apuntes, otras no había estudiado lo suficiente.... Eran angustioso. En mitad del sueño, me decía a mi misma, "si has terminado una carrera, eso significa que lo has aprobado". Me quedaba tranquila y el día siguiente otra vez igual.

Finalmente me di cuenta que el examen de matemáticas, representaba una época difícil que estaba pasando. Una época de pruebas. Había que tomar decisiones y no era algo fácil. A partir de ese momento, cada vez que soñaba con matemáticas, automáticamente decía, observa qué pasa a tu alrededor. Tal vez estos sueños sean del tipo en los que la mente intenta resolver los conflictos del día a día.


Otras veces sueño con personas que me hablan, me cuentan cosas, me dan información, me dan clases. La información puede que sea importante o no. Hace unos cuantos años, el equipo de futbol de mi ciudad estaba a punto de bajar de categoría y una noche alguien me dijo que la Real, el Oviedo y el Recreativo de Huelva se mantendrían en la categoría. Me desperté alucinada. Pensé que tontería más grande, estoy obsesionada. Lo comenté en una comida familiar, como un chascarrillo. Lástima que no hubiera apostada nada, me habría hecho millonaria. Efectivamente, fueron esos equipos los que mantuvieron la categoría. Una pena que no me hayan dado todavía los números de la lotería. Y eso que lo pido, pero nada.

De hoy recuerdo varios sueños. Tres de ellos tienen una cosa en común, mis pies. En el primero estaba sentada con una amiga mía y me decía, "te veo desnudos los pies". Los miraba y llevaba sandalias de color turquesa. El resto de mi ropa era de abrigo.

En el segundo, iba caminando por la calle descalza, veía la forma hexagonal de los adoquines y doblaba los pies porque me hacían daño. Aunque a la vez pensaba, la calle no está muy sucia, así que no te mancharás mucho.

En el tercero, estaba en un parque. También descalza. En una zona había piedras que al pisarlas hacían daño, pero inmediatamente me he dado cuenta, que había un caminito de tierra al lado, por el que poder andar sin sentir dolor. Es lo que he hecho.


Aún no se el significado concreto pero creo que tiene que ver con encontrar un camino o una vía en mi vida en la que me sienta cómoda, quizá encontrar un camino paralelo. Habrá que seguir investigando.

He soñado más cosas pero no quiero aburriros más.

También en los sueños, podemos hablar con nuestros seres queridos que ya han partido. A veces eligen este mundo para comunicarse, para mostrarnos cómo se encuentran, o decirnos algo que les apetece. Saben que en los sueños todo es posible, y no nos asustaremos si les vemos.

Para el final, he dejado los viajes astrales. Nuestra alma viaja a lugares diferentes, se encuentra con personas lejanas, hablas idiomas desconocidos, aprende y puede estudiar, etc. ¿Cómo los distinguimos? Cuando al despertamos tenemos la sensación de lo que hemos soñado no era un sueño, sino algo real. Aunque tu mente te dice era un sueño, algo en tu interior dice, no. Revisa, hay información. Todos viajamos, aunque no lo solemos recordar.


La foto de la imagen es de un cuadro mio que se llama Sueños.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Dos canalizaciones y varios mensajes

Esta semana un conocido me llamó para decirme que dos amigas suyas querían estar conmigo en consulta. Una quería que le leyera las cartas del Tarot y otra quería una canalización.

La canalización mueve y remueve muchas historias, muchos recuerdos. Hay problemas que no se han resuelto, preguntas que no se han podido hacer, palabras que no pudieron decirse, sentimientos encontrados, etc.

En este caso, una mujer conectó con un hermano que había fallecido siendo niño. Al describir cómo era el niño, los ojos se humedecieron, y al darle su mensaje, las lágrimas resbalaban por su cara. La conexión entre ambos había sido muy especial. Él había permanecido a su lado siempre, cuidándole, velándole. Ella, decía, que había sentido su presencia muchas veces, y que solía hablarle aunque pensaba que no le escuchaba, pero que ahora gracias a lo que él le contó, sabía que le escuchaba, que era algo real.

No fue el único que se presentó. También lo hicieron unos abuelos que le enviaron unos mensajes muy amorosos.

Tras terminar la canalización, me dijo que se sentía llena de paz y de alegría. Su hermano favorito estaba con ella, y de algún modo, seguía teniendo conexión y comunicación con él. Estaba feliz.

La semana pasada, vino a la consulta una persona, también para una canalización. Quería comunicarse con su marido que había fallecido de manera repentina hacía ya unos años. Primero se presentaron unos seres de luz que le dieron varios mensajes. Un poco más tarde, apareció su marido pero permanecía en segundo plano. Parecía que le daba vergüenza hablar con ella. Por fin se animó, le habló de una situación muy dura que habían vivido antes de morir él y que por desgracia no había podido solucionarse. Entre otras cosas, le comentó que ella había actuado correctamente, que no debía culparse por lo sucedido y que debía rehacer su vida.

Me confesó que había venido muy nerviosa. No sabía qué iba a encontrarse, no sabía muy bien qué iba a ocurrir. Se sorprendió porque describí tal y como era su marido y el dolor que sentía en una zona de su cuerpo. Reconoció sus palabras y su forma de expresarse. Pero a pesar de ello, me preguntaba, ¿es real lo que hemos vivido? Mi respuesta, fue si. Le dije que ella conocía la respuesta, estaba en su corazón.

Se fue tranquila, la cara le brillaba y su mirada era de mucha paz. Me llamó a los dos días, me dijo que desde que había estado en la consulta, algo había cambiado en ella. Sentía que se había quitado un peso de encima, respiraba de otra manera, había estado pensando en los mensajes que le había dado su marido. Se había dado cuenta que él tenía razón y eso le había hecho estar más tranquila y relajada. Le recordé su pregunta, y le dije que ahí tenía la respuesta a la pregunta que me había hecho.

Me gusta mi trabajo, ser enlace entre dos mundos, poder ayudar a las personas a aliviar en parte su dolor y pena, poder resolver situaciones inconclusas... Soy una espectadora de lujo, veo la transformación que viven las personas y normalmente aprendo algo nuevo.

Siempre me sorprende ver las caras de las personas después de una canalización. Suelen brillar, estar luminosas, irradian paz y tranquilidad. Cuando se lo comento no son conscientes hasta que al mirarse en un espejo ven la diferencia.

Hay algo que siempre permanece igual, ya sea una situación fácil o dolorosa, y es que el Amor está presente y nos rodea. Lo he comprobado y eso me maravilla.


La imagen de la foto es un mandala mío que se llama Unión.


domingo, 7 de noviembre de 2010

Historias entrelazadas y el destino

Esta semana he estado escaneando unas fotos antiguas que mi madre quería enviar a unos familiares. Ha sido divertido poder conocer y poner nombre a varias personas. Ha sido como entrar en el túnel del tiempo, haciendo que el pasado sea más presente que nunca.

Todas las fotos tiene su historia pero una de ella me llamó la atención por varios motivos, el principal, sin sus personajes no estaría hoy aquí, vivita y coleando.

Todo comenzó con una amistad, un muerto y el destino. Durante la guerra civil mi abuelo materno hizo muy buena amistad con un hombre encantador que por desgracia falleció durante la contienda. Debido a su gran amistad acompañó el traslado del cuerpo a la ciudad donde vivía. Allí conoció a su viuda y a una amiga suya.

Las guerras son tremendas, duras, injustas, crueles pero hay veces que surge lo desconocido en el momento más insospechado. La muerte de un amigo, hizo que dos personas que no se conocían y que vivían en dos puntos geográficos alejados por cientos de kilómetros, comenzaran a cartearse, más tarde se hicieran novios y al final se casaran. Son mis abuelos maternos.

¿Fue el destino el que les unió o ya estaba preparado todo de antemano? Su amigo actuó de cupido sin saberlo. En este caso, el destino facilita el encuentro entre dos personas que están predestinadas a conocerse, hace que se encuentren en el mismo lugar y a la misma hora. De ellos dependerá dar unos pasos hacia delante o quedarse tal y como estaban antes. Destino sí, libre albedrío también. Quizá no esté todo en nuestras manos, pero al menos nos queda el poder decidir qué hacer.

Desde fuera, al conocer esta historia, nuevamente he vuelto a pensar que todos somos una especie de marionetas, en el sentido más positivo del término, cuyos hilos mueve la diosa fortuna. Todo está relacionado de una manera u otra, aunque no seamos capaces de verlo, podemos sentir su presencia y sus resultados. La frase "efecto mariposa" está más viva que nunca.

¿Casualidad o causalidad? Me quedo con la última, siempre hay una razón para todo, aunque a veces cueste verlo.


La foto es de mi madre, en ella aparecen mis abuelos maternos, los de la izquierda y una amiga. Lo que son las cosas, acabo de encontrar gracias a un primo de mi madre, una foto de mis abuelos en la que se les ve mejor.

martes, 2 de noviembre de 2010

La vida y las señales del camino

Muchas veces vamos despistados por la vida y nos perdemos las señales que nos envía; otras en cambio, las vemos al momento.

Hace unos días, tuve una consulta en un sitio que no es el que utilizo habitualmente. Me dejaron las llaves y le cité a la persona delante del portal.

Llegó puntual, a las siete y media, subimos las escaleras y accedimos sin problemas a un piso que está dividido en varias oficinas. Metí la llave en la cerradura, entramos y nos acomodamos.

La persona que venía a consultar, tenía dos ideas fijas en la mente. Una, la vida estaba contra ella, todo le salía mal; y dos, quería saber a toda costa que decisión iba a tomar un hijo suyo ante una situación que ella consideraba un problema.

Las cartas, plantearon la situación de manera directa. Lo que ella veía y vivía como negativo, las cartas consideraban una gran oportunidad de aprendizaje. Una especie de trampolín de crecimiento. Y lo más importante, ante su angustia por la decisión que iba a tomar su hijo, lo dejaban claro; su postura debía ser la de permanecer a su lado, apoyándole en todo momento fuera la que fuese la decisión adoptada.

No estaba de acuerdo, dijo que no, que no era así, que las cartas no le estaban respondiendo. Le comenté que si le estaban haciendo y con claridad. Otra cosa distinta era que fuera lo que ella quería oír. Poco a poco, y tras hacer varias preguntas más fue entendiendo la actitud que le recomendaban que tomara fluir, liberarse, dejar de angustiarse y vivir con alegría. Debía dejar a un lado la tristeza. Era una pérdida de energía y vitalidad para ella, y sobre todo, la decisión no era suya, y estaba viviendo todo el proceso en primera persona cuando era un espectador, eso si, de primera fila.

Terminó la consulta con una sonrisa y mientras nos cogíamos los bolsos dijo que la vida puede cambiar en un segundo. Frase premonitoria, prueba que vivimos de manera inmediata.

Cerré la puerta de la oficina y al ir a abrir la que comunicaba el piso con las escaleras de la casa, no se abría. Entraba la llave pero no giraba. Lo probé varias veces y ella también.

En ese momento, su angustia volvió de nuevo, sus pensamientos negativos salieron a relucir, decía, todo lo malo me pasa a mi. Le miré sonriente y le dije, estamos las dos, la situación es para ambas, si es algo negativo es compartido y no lo veo así. Eran las nueve de la noche. No teníamos llave para salir y ella tenía que coger un tren a las 9.40, era el último que tenía para volver a casa.

Recordé la frase, la vida puede cambiar en un segundo. Pensé que había una razón para todo ello. Quizá que debía ser más positiva ante las situaciones complicadas. Tampoco le dí más vueltas, todavía seguía ideando cómo salir de ahí.

Pensé, llamo a la persona que me dió las llaves y que nos diga qué pasa y cómo solucionarlo. Encendí el móvil, apenas había una rayita de cobertura y por momentos se perdía. Aparentemente todo seguía en contra nuestra. Después de insistir varias veces, di con la persona que me comentó que habían cambiado la cerradura y había una nueva llave. Llamó a un familiar, y le dio la llave para que viniera a buscarnos.

Mientras tanto, la mujer seguía muy nerviosa. Miraba todo el rato el reloj. Entendía su situación, pensé que tal vez podía ayudarle a pasar el rato relajándose. Le sugerí darle Reiki mientras esperábamos. Ya que estábamos allí, pensé mejor aprovechar el tiempo. Accedió, y a las nueve y media, abrieron la puerta.

No sólo cogió el tren a su hora, sino que además le llevaron a la estación en coche. Toda la angustia que había pasado en ese tiempo no había servido para nada, incluso todo se solucionó mejor de lo previsto en un momento.

Llegué a casa y al rato me di cuenta, que la situación había sido para las dos. Dos visiones distintas de un mismo hecho. Mi actitud fue la de ayudarle a pasar el tiempo y darle ánimo. Lo conseguí, pero la frase también tenía un significado para mi y no me había dado.

En mi vida, al menos hasta el día de hoy, siempre se han solucionado mis problemas o situaciones complicadas en el último instante. Y no exagero. Da igual que me ponga a resolverlo desde el mismo momento en que se genera o me entero. Siempre al límite, bordeando el precipicio, quedándome casi sin fuerzas y cuando ya no se puede resolver, se soluciona todo. Así que me dije, estate atenta a las señales, porque también son para ti. Y quién sabe si esta vez, aunque se resuelva todo en el último momento, haya un regalo, un plus que no has previsto. La vida pueda cambiar en un segundo.


La foto es de un cuadro mío, un acrílico, se llama Vida.