viernes, 30 de marzo de 2012

Sorpresas en una tarde de domingo

El domingo pasado, me senté en un banco mirando al mar. Necesitaba desconectar, me sentía saturada. Mi mirada se perdía en el azul brillante del agua, me envolvía el sonido relajante de las olas. El sol calentaba pero no era excesivo, de eso se encargaba una brisa que revoloteaba con suavidad refrescando el aire.

No había necesidad de mirar el reloj, el adelanto de una hora, no se notaba. No había ruido de coches, ni de otro tipo; sólo se escuchaba, el de la naturaleza, que invitaba precisamente a no pensar, a rendirse a la contemplación y a la belleza del paisaje. Pasó un buen rato, miré el reloj y para mi sorpresa había pasado una hora.

Me fijé en que los rayos del sol brillaban de tal manera sobre el azul del agua que ésta parecía un espejo dorado. En ese mismo instante, escuché una voz que me preguntaba, ¿crees en Dios? Toda yo estaba en el color dorado que se movía onduladamente y alguien me hablaba. Me sentía torpe, lenta de movimientos, y por supuesto de pensamiento. Sonreí y le miré a los ojos mientras evaluaba qué debía decir. Quería estar sola y si le hablaba al hombre, supondría una conversación larga en la que intentaría contarme las excelencias de creer en Dios. No estaba para conversaciones filosóficas, ni religiosas.

¡Qué dilema! Si le decía que creía en Dios, estaba dejando la puerta abierta a confraternizar aunque dudaba de que en el enfoque fuera el mismo en ambos; si le decía que no, era un pasillo de entrada a una charla de sinsentidos, sobre todo, porque creo en Dios y no tenía ganas de dejarme convencer de que estaba equivocada.

El sol seguía brillando, el mar se movía suavemente al compás de las olas y tenía que dar una respuesta. Finalmente, le dije que creía en Dios pero que no era el momento adecuado hablar de ello. No me sentía con ganas de charlar largo y tendido con él. El hombre se marchó y me dediqué a observar a mis vecinos de bancos. El hombre se había dirigido a mi, no al resto de las personas. No quise pensar qué le había decidido acercarse a mi.

Mi mirada se volvió al azul del mar, al verde de Igeldo y la isla de Santa Clara. Pensé en moverme en cuanto escuchara el sonido de las campanas anunciando que eran las cuatro. No las oí; sin embargo, en ese momento, escuché una voz alegre que decía, no te quemes. Seguí en mi mundo y volví a escuchar, no te quemes. Me giré y al hacerlo, me encontré con la amplia sonrisa de una amiga que me estaba saludando. Me levanté, nos saludamos. Estuvimos un ratito charlando y tomando direcciones opuestas nos despedimos.

Mientras seguía mi camino, me acordé del hombre ¿habría encontrado a alguien dispuesto a charlar un buen rato? No deja de ser una buena manera de pasar un domingo, si te apetece escuchar otros enfoques y puntos de vista diferentes al que tienes, no teniendo otras ocupaciones a la vista.

Recordé otras dos ocasiones en que dos mujeres me pararon por la calle. La pregunta era la misma. En ambas ocasiones, charlé con ellas hasta me preguntaron a qué me dedicaba, no debió de gustarles porque cortaron la conversación con bastante rapidez.

Al final, el encuentro y la pregunta rondaban en mi cabeza. No existen las casualidades, luego hay un porqué en esta situación. También en la frase de mi amiga, que aunque se refería al sol, por qué no tomarlo en el sentido de no darle vueltas a la cabeza. El replantearnos ideas, creencias, no deja de ser una manera de afirmar o de cambiar el enfoque que tenemos hacia ellas. Nos invita a pensar, a reflexionar y eso siempre es positivo. Le estoy agradecida a este hombre, pues además de ser muy amable conmigo, él sin saberlo, ha conseguido que pensara en su pregunta. Debo decir que sigo pensando y creyendo lo mismo que siempre.

¿Con qué sorpresa me encontraré este fin de semana? Estoy abierta a todas las que vengan, siempre y cuando sean positivas. De momento, ya tengo una para mañana, un rato de charla con una amiga a la que hace tiempo que no veo antes de ir a trabajar. Seguro que habrá muchas más y espero disfrutar de ellas.


La foto es de un mandala mío que se llama Cruz violeta.

sábado, 24 de marzo de 2012

El tarot, algo más que un método adivinatorio

No puedo evitarlo, me gusta el tarot, por todo lo que es y representa; por lo evidente y claro que es; por lo que se ve y hay que investigar.

El tarot es una herramienta muy útil, que como todo en esta vida hay que saber utilizar correctamente. Nada es bueno y nada es malo, todo depende de cómo lo usemos. En el tarot pasa igual, aunque añadiría un detalle que me parece importante, no se debe utilizar para cotillear o saber sobre los demás y menos sin su permiso.

Podemos utilizarlo como método de adivinación, como orientación y consejo, para investigar y profundizar sobre nosotros mismos, como autoayuda y como camino de trabajo personal, e incluso como vía de comunicación espiritual.

Es curioso cómo durante algunas consultas, varias personas me han dicho, después de no saber qué preguntar más, y tú qué preguntarías. Suelo comentar que sean ellas mismas quienes deben realizar sus preguntas porque las mías, seguramente irán en otra dirección.

Pondré un ejemplo. Después de mirar por el amor, el trabajo, la salud, la economía, los problemas que tengan. etc., es cuando, me dicen, tú que preguntarías. Normalmente, las preguntas que suelo hacer están relacionadas con mi camino evolutivo y personal, de autoconocimiento y el espiritual.

Para mi es básico saber en qué momento de mi vida me encuentro, pues es a partir de este punto cuando puedo investigar y mirar adentro, buscar, limpiar o apuntalar aspectos, problemas o situaciones de mi vida. Indudablemente, he de ser lo más sincera y honesta conmigo misma. Estar preparada para ver o encontrar aspectos que no me gustan o no creía tener para poder integrar, trabajar y pulirlos.

En esta tarea el tarot además de marcar este punto de inicio, aporta la información adecuada para poder trabajar los aspectos que sean necesarios. Pueden ser miles, desde un cambio de perspectiva, actitud, de asumir la forma de ser o actuar, de poner límites o ser más flexible, etc. Cada momento, es distinto y por lo tanto requiere trabajar diferentes maneras, actitudes, etc.

Me gusta mucho trabajar con el tarot como apoyo y ayuda, como guía de autoconocimiento. Se puede hacerlo a través de las tiradas, de escoger una carta y meditar con ella, de trabajar las cualidades o aspectos que ella representa.

El tarot es mucho más que un método adivinatorio, es un apoyo y guía en el camino de evolución o de trabajo en nuestra vida. Lo que consigamos al trabajar con él, dependerá de la implicación que tengamos con nosotros mismos en cuanto a aprender, a crecer y evolucionar. Cada uno de nosotros tiene su ritmo, todos son respetables y ninguno es mejor a otro.

Trabajar o consultar con el tarot, debe hacerse desde una actitud abierta, sincera y honesta. Por supuesto, llena de respeto por nosotros mismos y hacia los demás. Nunca me cansaré de repetir algo que es básico, el tarot no es un dogma de fe. Marca unas tendencias, unas pautas o señales, unas pistas. Por mucho que las cartas, un amigo, familiar o cualquiera nos de un consejo, somos los únicos responsables de nuestra vida, de nuestros éxitos, errores, aciertos; y de llevar a cabo o no, lo que decidamos.


La foto de la imagen es la carta XIV el Arte o Templanza, de Crowley y está escaneada por mi.

domingo, 18 de marzo de 2012

Visualización y Equinoccio de Primavera 2.012

Siguiendo con la temática de la entrada anterior, el cambio de estación y la llegada del equinoccio de primavera, propongo realizar una pequeña y breve visualización.

Se puede hacer de manera individual o juntándose varias personas. En este caso, la energía que se moverá será mayor.




Visualización

Es importante elegir un lugar tranquilo a poder ser al aire libre y rodeado de naturaleza, un parque, junto a un árbol, en unos jardines, mirando al mar, en el monte, junto al río, etc. Todo va a depender del tiempo y la temperatura que haga.

El tema de esta visualización está conectado con esta primavera, con trabajar el enraizamiento y la apertura de nuestro yo potenciando nuestras cualidades, capacidades o habilidades menos desarrolladas. O dicho de otra manera, ser conscientes de qué debemos potenciar y desarrollar.

Primero, una vez elegido el sitio, me sentaré y encontraré una postura cómoda.

Segundo, visualizaré que de mis pies salen unas raíces largas y profundas que se funden con el centro de la tierra. Sentiré que pertenezco a ella, siento su protección y fuerza, su estabilidad. Seré como un árbol, firme y aferrado a la tierra a través de sus raíces.

Mi espalda se convertirá en un tronco de bambú, firme, resistente, adaptándose a las inclemencias del tiempo, a las circunstancias de la vida, resistiendo los embates del viento, de la lluvia, del sol.

Mi cabeza y corazón se llenarán del color de las flores. De este mismo modo, me abro a lo nuevo, a lo bello, mi interior sale afuera, muestra su color, su potencial, su evolución y crecimiento,....

Tercero, siento que desde el enraizamiento soy capaz de florecer, de crecer, avanzar y evolucionar porque se qué puedo adaptarme a las circunstancias que me regale la vida.

Respiro, y me lleno del color, de la fuerza y esplendor de la primavera. Soy primavera, soy renacer, soy color, soy fuerza, soy luz.

Haré extensible esta visualización a todos los seres que habitan la tierra y a ella misma.

Cuarto, iré abriendo los ojos poco a poco, sintiendo que sigo unida a la tierra.

Quinto, daré las gracias por todo lo vivido y experimentado.


Esta visualización no es muy larga, puede durar unos cinco minutos. Si se quiere se puede estar más tiempo en cada paso o añadir lo que cada uno considere mejor y más beneficioso. Os animo a que seáis creativos y a que os dejéis llevar, viviréis sorpresas muy agradables. 

Feliz equinoccio y estupenda primavera en todos los aspectos de vuestra vida.


La imagen de la foto es de un mandala mio.

lunes, 12 de marzo de 2012

Equinoccio de primavera, de la tristeza a la alegría

El próximo martes, día veinte, viviremos el equinoccio de primavera. Llegará con toda su fuerza a impulsar nuestras ideas, pensamientos, actitudes, acciones, sentimientos, etc

Salimos del invierno, duro, complicado, tiempo en teoría dedicado a investigar y observar nuestro interior, y llegamos a la primavera, a una energía radiante, explosiva, vital. Tras el letargo e introspección del invierno, renacemos con la primavera. 

Estamos viviendo momentos muy difíciles, donde la tristeza, angustia, dolor, bloqueo, etc son patentes, y traspasan de tal manera que se quedan alojados en lo más hondo y profundo de nuestro ser. Esta capa invisible pero densa, se deja sentir con fuerza, tapando como una espesa niebla la luz que nos rodea.

Solemos olvidar que somos y tenemos luz y por mucho que la oscuridad nos rodee, en nuestro interior reside y vive la luz que quiere iluminar nuestro caminar. 

Las preocupaciones, las dificultades de la vida, hacen que nos centremos en ellas de tal manera que olvidamos que existe la alegría, la risa, el no pensar. El pensamiento y la actitud positiva no son una varita mágica que convierte lo complicado en fácil, pero si aporta esperanza, cierta tranquilidad y sosiego, que nos permite atisbar que existe luz al final del túnel.

En estos momentos en que todo es oscuro, negro, podemos elegir vivir las mismas situaciones cotidianas desde otro aspecto, el del optimismo y alegría. Cada uno a su ritmo, a su nivel. No se trata de ser ingenuo, pues los problemas no se desaparecen, siguen estando ahí, delante nuestro. Está en nuestras manos el afrontarlas y vivirlas de modo que en vez de hundirnos, nos lleve a ocuparnos de nosotros y a su vez, deje la energía suficiente para afrontar las situaciones de una en una. Podríamos considerarlo, una especie de ahorro de energía y fuerza, que redundará en nuestro beneficio anímico, emocional, psicológico, físico, etc.

Si decidimos vivir ocupados en lugar de angustiados, el resultado permitirá que estamos en disposición de afrontar lo que nos sucede sin caer en el victimismo, dolor, depresión o fatiga después de tanta lucha infructuosa, convirtiendo lo negativo en positivo; es decir, ver el otro lado de la moneda, pasar de lo negativo a una actitud más relajada y llevadera que ayudará a encontrar las soluciones que buscamos. 

Alegría desde el equilibrio, desde la realidad. No sentirnos culpables por reír, por sonreír, por disfrutar de la vida por muy difícil que se pongan las cosas. Si conseguimos que la mente deje de machacarnos con su parloteo, podremos descansar, dedicarnos unos momentos para nosotros mismos y ganar fuerzas para continuar con la batalla que supone la vida diaria.

Podemos aprovechar la gran fuerza que regala la primavera con su despertar, con su energía renovadora, alegría, de explosión de color. Si todo es uno, si en el universo todo es uno, si somos naturaleza, hagamos de la luz, la alegría, la positividad nuestras herramientas, nuestras armas de combate, abriéndonos a la esperanza, a la vitalidad. Al ser todos energía, contagiaremos fuerza, amor, optimismo, aportando nuestro granito de arena al bienestar común.

No importa qué grado de evolución tengamos, ni cuál sea nuestra vibración; somos gotas de agua dispuestas a vivir lo mejor posible, con la mayor felicidad y armonía, dispuestos a contagiar e irradiar nuestra alegría. Los océanos están llenos de gotas de agua, seamos con ellos. Seamos primavera.


La imagen de la foto es de un mandala mio.

martes, 6 de marzo de 2012

Reacciones ante mi trabajo de tarot y médium

Es curioso cómo se comportan algunas personas en cuanto saben a qué me dedico, es decir, cuando saben que soy médium y tarotista.

Algunas de las reacciones son divertidas. Vamos allá.

La ropa. He escuchado alguna que otra vez el comentario de no pareces tarotista, no vistes como ellas. Pareces una persona normal.

Ante mi cara de asombro, continúan diciendo, no llevas túnica, ni eres rara. ¿Seguro que eres lo que dices? No tienes pinta de tarotista. Incluso me han recomendado muy en serio, que me ponga un turbante en la cabeza para que así no haya dudas sobre mi trabajo. Llegan imágenes a mi mente imaginándome vestida como ellos creen que debo ir. Parece Carnavales. 

Me pregunto, qué pinta tiene que tener una tarotista y si por serlo, automáticamente se convierte en un ser extraño, raro, y su pensamiento deja de funcionar de manera lógica. Acaso ha de ir vestida de manera estrafalaria o de acuerdo con su personalidad. Sin ninguna duda, de acuerdo con su manera de ser, pero da igual la profesión que se tenga. Cada uno ha de ser fiel a si mismo, ya sea bombero, panadero, ganadero o titiritero.

Cuando dicen estás cosas, realmente alucino. Somos personas algunas más listas, estables, equilibradas, divertidas, estudiosas, atolondradas, etc. que otras, independientemente de cuál sea nuestra profesión o vocación. Por la misma regla de tres, un cirujano o enfermera de quirófano sólo podría vestir de color verde, hablar de temas relacionados con las operaciones médicas y llevar en la mano un bisturí. Sin palabras.

Leer el pensamiento. Es una de mis favoritas. No falla nunca. Si la persona me ha conocido antes de saber a qué me dedicaba, su trato es cordial y cuando se entera, enseguida da un paso hacia atrás, se escuda y dice muy seriamente, estás leyéndome el pensamiento, qué ves, qué puedes decirme.

También están las personas que consideran que por ser tarotista o vidente, debes saber qué piensa la gente o tienes la solución a todos sus problemas con sólo verles, etc.

La respuesta es obvia, no tengo Rayos - X, ni leo el pensamiento. Dudo que exista alguien que lo haga y si lo hay, tiene que vivir una auténtica pesadilla. Debe ser horrible ir andando por la calle y escuchar lo que piensa todo el mundo. A pesar de ello, siguen desconfiando, ponen una protección extra de distanciamiento no sea que les esté tomando el pelo y sepa qué están pensando realmente. 

Otra respuesta que suelo dar, es la de que no estoy trabajando las 24 horas del día, desconecto y que cuando hablo con alguien no estoy pendiente de lo que percibo, simplemente estoy, disfruto de la conversación, del encuentro. Es cierto que a veces, aunque no esté en ello, me llega información, pero intento dejarla en pausa.

Como eres vidente lo sabes todo. Nadie te engaña, sabes los números de la loto, el nombre y apellidos de las personas que conoces por primera vez y no te han presentado, dónde invertir el dinero, etc. Algunas veces siendo irónica les doy la razón, para qué discutir. No van a cambiar de opinión, así que para qué malgastar energía tontamente.

El grupo que escanea. Miran sin ningún tipo de disimulo de arriba abajo, estudiándome, intentando ver algo especial en mi: no se si buscan alguna antena que salga de mi cabeza, etc, pero escudriñan al detalle esperando dar con algo. No se cortan. Después de un escaneo en toda regla, suelo preguntarles si han descubierto algo interesante o quieren darme alguna información. Me encanta ver la cara que ponen.

No quiero olvidarme del grupo que tiende a sacar partido de la situación. Unas veces, con disimulo y otras, directamente, preguntan sobre su vida y sus problemas esperando que los resuelvas. Cuando cortas la situación indicando que ese tipo de información la das en consulta, su reacción es de enfado.

Son comportamientos divertidos, extraños y a veces molestos. Después de tantos años, no debería sorprenderme nada, pero siempre hay una situación o persona nueva que hace que lo haga y me obliga a salir adelante de la mejor manera posible, es un reto que a veces no resulta fácil de conseguir.


La foto de la imagen es de un mandala mio.  

jueves, 1 de marzo de 2012

La Energía y el Todo

La primera vez que escuché oír hablar del efecto mariposa fue hace muchísimo tiempo, y la verdad, no logré entender lo que significaba. Me preguntaba, cómo el aleteo de una simple mariposa que vivía a miles de kilómetros de distancia de mi, podía llegar a afectar mi vida. Al final, decidí no pensar más en ello.

Un buen día, entendí y sentí con claridad su significado. No era un símbolo, era algo real, tenía sentido, todo está relacionado entre sí, porque todo es energía. Y al igual que al arrojar una piedra al agua se crean ondas; la energía, se expande llegando a todos los rincones y seres. 

Al ser energía, somos parte de un todo, de una unidad, de una totalidad. Luego el que una mariposa aletee al otro lado del mundo, repercute en mi vida, pues la energía que ello provoca, me toca muy de cerca. Es posible que desconozca el alcance de su movimiento, pero lo notaré.

Del mismo modo, si todo es uno, la interrelación entre todo, trabaja sin interrupción, no es ni buena ni mala, es solamente energía. Dependerá de cada uno de nosotros qué hagamos con ella. Si estamos abiertos a la espiritualidad conectaremos con otras energías similares que nos ayudarán en nuestro camino; al igual que si trabajamos en cualquier otro aspecto de la vida, daremos o encontraremos las respuestas, información o personas que necesitemos para seguir investigando o seguir nuestro rumbo.

Cuánto más amor sintamos, más ondas amorosas se moverán por el universo, llenándonos, abrigándonos, alimentándonos. Asimismo, cuánta más tristeza, dolor, preocupación tengamos, también se extenderán impactando de pleno en nosotros. Si permanecemos atentos, podremos abrir, frenar o cerrarnos a ellas, y así su influjo será mayor o menor en nuestras vidas. Todo dependerá de nuestra actitud. 

La energía es contagiosa, en lo positivo y en lo negativo. Si somos conscientes de ello, podremos utilizarla para mejorar, aprender, ayudar, sanar, evolucionar. Es un camino invisible a los ojos pero totalmente claro y luminoso para el corazón y la intuición. La risa, la alegría, el conocimiento, la sabiduría, el amor, el dolor, la tristeza, etc, en definitiva, los sentimientos al igual que los pensamientos se contagian. Deberíamos preguntarnos a qué tipo de energía estamos abiertos y cuál puede ayudarnos más y mejor a nuestro bienestar y equilibrio.

No siempre es fácil estar alerta, pero si dejamos una puerta abierta a la energía, debemos observar qué nos contagia. En estos momentos de grandes preocupaciones, de mucha angustia y desvelos, aparentemente cuesta más mostrarnos abiertos a la alegría, a la risa, a la positividad.

Si todo está unido, si todo lo que sentimos con fuerza lo atraemos, mejor pensar en positivo porque al menos, lo que atraigamos será una energía más ligera, más llevadera, que nos dará alas para saber y poder afrontar los problemas que nos rodean, para evitar quedar sepultados bajo la angustia y el miedo. No hablo de ingenuidad, ni de esconder la cabeza ante la adversidad, sino de buscar en la alegría, un rayo de luz que ayude a mantener la esperanza que habita dentro de nosotros.

Me uno de manera totalmente consciente a la energía positiva, a la felicidad, al amor, a la alegría, a la risa, y así, mi vida, aunque conviva con problemas de todo tipo, será más llevadera, más liviana y me dará la oportunidad de poder descansar y respirar. Lo que en definitiva, se traducirá en ser más objetiva, en poder ver con más atención las oportunidades y señales que envía la vida, y en saborear lo bonito y bello que nos rodea. 


La foto de la imagen es de un mandala mio.